"No me pregunten quién soy ni me pidan que permanezca invariable"
Michel Foucault
Introducido ya el vector butleriano que nos guía por esta senda constructivista, el género no sería entonces algo que somos sino algo que hacemos. Toca hablar entonces de los performativos identitarios como ficciones naturalizadoras, que a través de su propia repetición producen la ilusión de una sustancia subyacente en relación causal con sus supuestas manifestaciones. Los performativos de género son, por tanto, vehículos de transmisión cultural portadores de valores normativos, por ser precisamente mediante y a través de ellos cómo la regulación del género social tiene lugar.
Uno de los caminos de subversión que señala Butler es el propio hecho de desenmascarar el carácter representacional de todo estilo de género y el modo de producción de estas ficciones esencialistas, como bien hace ella. Butler propone la necesidad de promover la acción política en el interior mismo de estas prácticas lingüísticas que producen el género, revelando sus estrategias performativas y empleándolas en sentidos nuevos (véase el propio nombre de "Teoría Queer" como reapropiación de términos), persiguiendo la superación de los binarios a través de la producción de una multiplicidad de configuraciones de género que desestabilicen los modelos de inteligibilidad cultural, revelando su funcionamiento fantasmático y su imposibilidad de contener sus propios ideales.
En vez de tomar esta consideración constitutiva del sujeto como impedimento para la acción y la transformación, Butler afirma que es este mismo carácter constituido la condición misma que posibilita su capacidad de lucha. Para Butler el sujeto mismo debe ser entendido como un espacio de resignificación, donde las estructuras de poder se citan a sí mismas sin por ello determinarlo. Esta ausencia de determinismo, la posibilidad de citar la norma introduciendo alteraciones subversivas, es la que nos va a abrir la posibilidad de subvertir el orden binario y heteronormativo.
Judith Butler, junto otras influyentes autoras feministas de las teorías queer, provocó una conmoción epistemológica con su noción de género allá por los años 80 y nos proporcionó así las herramientas conceptuales y semánticas para (re)pensarnos y (re)crearnos a nosotras mismas de formas divergentes. Golpeó con su martillo la noción de identidad que ya había comenzado Foucault a destruir cuando la mostró como una forma de opresión.
Pero, ¿hay vida más allá de, o mejor dicho, junto a Butler? Además del lenguaje, u otra vez junto a, ¿cuáles son las otras formas de creación de ficciones identitarias, qué papel juega el cine, la pornografía o la tecnología en todo esto? En los siguientes posts intentaré dar respuesta a ello de la mano de grandes artistas-analistas del pensamiento, como son Teresa de Lauretis y Beatriz preciado.
Uno de los caminos de subversión que señala Butler es el propio hecho de desenmascarar el carácter representacional de todo estilo de género y el modo de producción de estas ficciones esencialistas, como bien hace ella. Butler propone la necesidad de promover la acción política en el interior mismo de estas prácticas lingüísticas que producen el género, revelando sus estrategias performativas y empleándolas en sentidos nuevos (véase el propio nombre de "Teoría Queer" como reapropiación de términos), persiguiendo la superación de los binarios a través de la producción de una multiplicidad de configuraciones de género que desestabilicen los modelos de inteligibilidad cultural, revelando su funcionamiento fantasmático y su imposibilidad de contener sus propios ideales.
En vez de tomar esta consideración constitutiva del sujeto como impedimento para la acción y la transformación, Butler afirma que es este mismo carácter constituido la condición misma que posibilita su capacidad de lucha. Para Butler el sujeto mismo debe ser entendido como un espacio de resignificación, donde las estructuras de poder se citan a sí mismas sin por ello determinarlo. Esta ausencia de determinismo, la posibilidad de citar la norma introduciendo alteraciones subversivas, es la que nos va a abrir la posibilidad de subvertir el orden binario y heteronormativo.
Judith Butler, junto otras influyentes autoras feministas de las teorías queer, provocó una conmoción epistemológica con su noción de género allá por los años 80 y nos proporcionó así las herramientas conceptuales y semánticas para (re)pensarnos y (re)crearnos a nosotras mismas de formas divergentes. Golpeó con su martillo la noción de identidad que ya había comenzado Foucault a destruir cuando la mostró como una forma de opresión.
Pero, ¿hay vida más allá de, o mejor dicho, junto a Butler? Además del lenguaje, u otra vez junto a, ¿cuáles son las otras formas de creación de ficciones identitarias, qué papel juega el cine, la pornografía o la tecnología en todo esto? En los siguientes posts intentaré dar respuesta a ello de la mano de grandes artistas-analistas del pensamiento, como son Teresa de Lauretis y Beatriz preciado.
Me despido con un vídeo de Butler, para que sea su propia voz la que os cuente: