martes, 30 de diciembre de 2014

¿Cómo nos enfrentamos a la negligencia?

           Desde muy pequeños, la comunicación es parte de nuestras herramientas para sobrevivir en un mundo completamente nuevo. En este experimento, el Dr. Edward Tronick revela la rapidez con la que los niños incluso muy jóvenes pierden el control cuando se enfrentan a la negligencia.
 Intentar complacer siempre a los niños y evitar su frustración, no favorece su desarrollo personal, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso.


Y es que, la frustración es el sentimiento que surge cuando no logramos nuestros deseos e inevitablemente, es parte de la vida.

            Cuando un deseo o ilusión no se cumplen, a causa de la frustración, los adultos -y también los niños- experimentan en una serie de emociones: el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, etc. Al tratarse, además,  de vivencias personales, cada uno puede enfrentarse y reaccionar ante estos hechos o eventos de manera diferente.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.
En la etapa infantil, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor (egocentrismo propio de su etapa de desarrollo), que lo merecen todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo, ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás. Es aquí cuando hay que enseñar a los niños a tolerar la frustración. Si los padres siempre dan a los hijos todo aquello que piden, los pequeños no aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. Por ello, en la edad adulta, seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan aquello que se han propuesto.

              Por lo general, los niños con poca tolerancia a la frustración suelen tener dificultades para controlar las emociones, ser impulsivos e impacientes, buscar la satisfacciones de sus necesidades de forma inmediata, por lo que, cuando deben enfrentarse a la espera o postergación de sus necesidades, pueden tener rabietas y llanto fácil. Además, son exigentes, siendo más fácil desarrollar cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o dificultades mayores.

Como mencionamos anteriormente, creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que sienten cualquier límite como injusto ya que va contra sus deseos. Les cuesta comprender por qué no se les da todo lo que quieren, además, tienen una baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad, manifestando  una tendencia a pensar de forma radical.
Frente a este conflicto, muchos padres intentan reducir o evitar las fuentes causantes de la  frustración,  terminando por convertir, sin quererlo, cualquier fracaso en éxito.
Para prevenir esta situación y conseguir que el niño tolere la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad.

¿Por qué nos frustramos?

 La baja tolerancia a la frustración está relacionada con dos elementos:

1) Una percepción equivocada y exagerada de la situación que estamos viviendo.
2) La creencia de que es horrible vivir el malestar y no lo podemos ni queremos aguantar.

A partir de estos dos elementos proponemos estas técnicas para enseñar al niño a tolerar la frustración:

Dar ejemplo: con actitud positiva a la hora de afrontar las situaciones es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse: el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
No darle todo hecho: si se le facilita todo y no se le permite alcanzar sus propios retos, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.
No ceder ante sus rabietas: si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.
Marcarle objetivos: poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
Convertir la frustración en aprendizaje: las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.
Enseñarle a ser perseverante: es esencial para superar situaciones adversas. Si aprende que siendo constante puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones.
Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca.
Enseñar al niño cuándo debe pedir ayuda: A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda, mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niño a intentar encontrar una solución primero.
Representar papeles: Se puede jugar con el niño a interpretar una situación frustrante. Primero, el niño interpretará la frustración y luego adoptará el rol opuesto. Se le puede animar a que hable consigo mismo de forma positiva y busque una manera de resolver el problema.
Reforzar las acciones apropiadas del niño: elogiarlo cuando retarde su respuesta habitual de ira ante la frustración, y cuando utilice una estrategia adecuada.
Modificar la tarea: Enseñar al niño una forma alternativa de alcanzar el objetivo.

            En resumen, cabe recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuanto antes aprendamos, mejor.

Ya que, como decía el psicoanalista Eric Fromm:
"Enquistarse en la soledad y la frustración, quejarse constantemente y continuamente de las desdichas y tragedias que nos acosan y no hacer absolutamente nada para modificar aquellas situaciones que nos angustian es un camino certero y seguro hacia la depresión.
Camino, por supuesto, que es recorrido a solas…"


1 comentario:

  1. Abram Amsel: teoría de la frustración y aprendizaje disposicional

    http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=80539315

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