jueves, 18 de diciembre de 2014

Diseccionando ejemplos II: Ejemplo en vivo, inducción y cirugía teórica.

“El luto no se sufre una vez, sus etapas se repiten, vuelven. De esta forma sufrimos el luto en múltiples ocasiones”.                                                             Francisco Tornay.

Antes de nada, quiero dar las gracias a la persona que inspiró en un primer momento el tema que llevo tanto tiempo tratando y lleva tendiéndome su mano desde aquel momento hasta ahora. Sin ella quién sabe en qué punto estaría ahora. Gracias.

El viernes pasado, cuando publiqué “Ejemplificando el shock cultural” dispuse, como paso previo a la enumeración de ejemplos a la que ahora vuelvo, una “Teoría del shock cultural” que había sido propuesta en su día por Oberg.  Aquí el enlace a esa entrada:


Por entonces me parecía un acertado esquema. Aun así, sabía que no podía explicar varios de los casos que proponía. Hoy, como paso previo al análisis, y en parte como una guía a éste, explico por qué a día de hoy creo que esta teoría no explica correctamente el shock cultural.

Este problema lo comentaba con el profesor hace unos días. Yo le comentaba que esta teoría se aplica en su totalidad sólo si la estancia es lo suficientemente larga en la sociedad a la que no se está acostumbrado y se toma la decisión de vivir en ella dejando atrás la cultura anterior. En el caso de las personas que van de viaje durante unos días o semanas, quizá no diera tiempo de pasar por todas estas fases. He ahí el primer fallo. Creo que se trata de una teoría de shock cultural para emigrantes. ¿Por qué para emigrantes? Porque, a mi parecer, cumplen dos requisitos básicos para pasar por estas fases. 
Estos requisitos son:

1.       Pasar el suficiente tiempo en la sociedad a la que no se está acostumbrado
2.       Decidir que ahora se va a vivir en esa sociedad, lo que conlleva sufrir la pérdida de los símbolos y personas que nos hacían, en cierto modo, de guías.

Este segundo punto se hace entender en el propio artículo, pero no se expone como algo necesario sino como un efecto del shock, lo que no es, a mi opinión, lo que sucede.

¿Por qué creo que estos puntos son necesarios? :

1.       Porque sin el primero no se trataría de un emigrante sino de un turista, un viajero que no sufre durante el suficiente tiempo las diferencias culturales ni vive allí lo suficiente para pasar por todas las etapas.
2.       Porque sin decidir vivir en esa sociedad, de nuevo, sólo somos turistas, y las diferencias culturales no se ven del mismo modo, ya que se observan como algo ajeno a la propia identidad, no se sufre la pérdida de los símbolos y personas y los problemas de la sociedad nos resultan, en cierto modo, ajenos.

Por otra parte, mi descubrimiento del segundo fallo en la teoría debo agradecerlo a la charla con el profesor en la última clase, que me habló sobre las fases del duelo. La frase más reveladora para mí de esa conversación es la que introduce esta entrada, marcada en negrita.

Del mismo modo que las etapas del luto pueden repetirse, volver a nosotros aun cuando creíamos que las habíamos superado, quizá también estas etapas propuestas por la teoría podrían volver. De este modo no pasaríamos por esas etapas una única vez, si no que, durante nuestra vida en ese país, pueden volver en diferentes ocasiones a nosotros.

Como tercer y último problema, dudo que en todos los casos se de esa primera etapa, si hay un rechazo del lugar desde el primer momento, como veremos más adelante, es probable esta primera etapa de “luna de miel” nunca se pase. Este tercer punto a tener en cuenta tiene que ver con la motivación que lleva a la persona a emigrar. Si es por una motivación intrínseca sí es probable que haya una primera etapa de “luna de miel” pero si no es así, quizá esta primera etapa no se diera en todos los casos. En los casos en que no se de esta primera etapa de “luna de miel” (asociados quizá a una motivación extrínseca por viajar), quizá haya una primera fase en la que nada nos parezca correcto en las costumbres de ese lugar, pero aun no se haya llegado a la segunda fase de la teoría en el sentido de que no se siente ese pesar, esa sensación de estar perdido, ese malestar provocado por la falta de identidad en el nuevo ámbito.

En relación con la condición de emigrante, también debo destacar la necesidad de la inmersión en el país, si vivimos, como era el caso de los profesores franceses en España que comentaba en este post (http://psicologia-lenguaje.blogspot.com.es/2014/12/la-mente-como-una-puerta-conocer-una.html) en un entorno en que no haya diferencias culturales porque vivimos con personas con nuestra misma cultura, aun estando en un lugar donde sí haya una importante diferencia cultural, no puede haber un shock cultural.

De este modo, con el retorno a etapas anteriores, la no imprescindibilidad  de la primera etapa, la importancia de la inmersión en la sociedad y la condición de emigrante, la propuesta teórica del shock cultural queda, para mí, más redonda y precisada.

Antes de continuar, cabe subrayar que en numerosas ocasiones el término shock cultural se utiliza de forma indebida, un shock cultural no es, por ejemplo, la vez que viajamos a un país y quedamos sorprendidos por una gran diferencia cultural. El término shock cultural es más complejo y no debe usarse a la ligera. No se trata de quedar horrorizado por la diferencia (esto, como ya hemos visto, es una diferencia cultural), sino del conflicto que causan los aspectos negativos de la "nueva" cultura (y cómo estos influirán o influyen en nuestra vida) en comparación con los aspectos negativos de la cultura a la que estamos acostumbrados. Pero este conflicto se produce por ,y produce a su vez, esa suerte de pérdida de identidad, de esos símbolos que nos hacían de guía en la "antigua" sociedad y que ahora no nos sirven como clave para comprender esta "nueva" sociedad. Es por eso que este shock solo se produce cuando queremos, o nos vemos obligados a, integrarnos en esa cultura (de ahí la necesidad de querer, o tener que, vivir en esa sociedad).

Para más información sobre el shock cultural:


Una vez esta teoría ha sido precisada podemos pasar al momento del análisis de los ejemplos. En esta ocasión analizaré los problemas que causa el shock cultural en las relaciones de pareja.

En esta entrada trataré tres problemas con sus similitudes y sus diferencias. Los nombraremos de la siguiente forma:

·         Problema 1: Un chico francés plantea el problema que tiene con su novia, de origen rumano, que conoció durante la estancia de ésta en Francia para estudiar. Llevan siete meses juntos  y durante ese tiempo el chico ya  sentía que su novia no sabía si quería vivir en Francia, si quería seguir con él… Pero en los dos últimos meses había cambiado y las cosas habían empezado a ir mejor. En ese momento, ella le anunció que estaba muy deprimida, que echaba de menos su país, que estaba harta de hacerle daño…

El chico se pregunta qué puede hacer para demostrarle que puede sentirse bien en Francia, a su lado. Además, añade que él cree que ella no quiere volver a Rumanía, que se siente perdida, en Francia y en su país, que en ninguno de ellos hay lugar para ella.

Para leer el texto original (en francés) consultar el siguiente enlace:


·         Problema 2: Una chica colombiana, casada con un canadiense y viviendo juntos en el país de origen de éste último se queja de que los canadienses no saben divertirse.  Echa de menos su país y sobre todo sus fiestas y sus amigos. Añade que se arrepiente de haber aceptado vivir en ese país y que tendrá que buscarse un amante latino. 


Pasemos ahora a analizar cada uno de estos problemas:

En el caso del primer problema, nos encontramos con que la chica fue a estudiar a Francia por motivación intrínseca, ha pasado unos 7 meses viviendo en el país y probablemente (aunque no podemos saberlo) pasó por una primera fase de “luna de miel”. Al pasar el tiempo nos encontramos con la situación actual, en la que la chica lleva siete meses difíciles, pasando crisis en su vida diaria y su relación con este chico. Se siente perdida en ese nuevo ambiente, pero también cree que se sentirá del mismo modo en su país de origen.

Primeramente debo decir que creo que se trata de un shock cultural, ya que las diferencias culturales no son sólo con su pareja, es un problema de “no sentirse parte de esa sociedad”, es decir, un problema de diferencias culturales con la sociedad. Además, ella vive en ese lugar, ha pasado allí varios meses (7 concretamente). Para saber más sobre la distinción entre diferencias culturales y los problemas que éstas causan y el shock cultural, consultar el siguiente enlace:


El problema de esta chica es que se encuentra en lo que la teoría del shock cultural llamaría la segunda etapa, probablemente no habiéndola superado en ningún momento (es decir, no se trata de un retorno a la segunda etapa, sino de la primera vez que la sufre).

Por su parte, en el segundo problema, nos encontramos con una chica que parece ser que pasó por una primera fase de “luna de miel”, ya que nos dice que al principio la diversidad cultural le parecía algo “lindo”. Luego comenta que tiene muchos problemas de pareja debido a las diferencias culturales en cuanto a tiempo de ocio y trabajo. Según yo lo veo, esto es un problema de shock cultural y no sólo de diferencias culturales porque no es un problema sólo con su marido, sino que dice que la gente ahí todos tienen ese problema, ella vive ahí, ha pasado bastante tiempo, es emigrante… Todo parece indicar que esta chica tampoco ha superado la segunda etapa de la teoría del shock cultural.

El problema en ambos casos es que no son capaces de superar esta segunda fase por vez primera. ¿Qué sucede cuando una persona que ha emigrado se mantiene siempre en la segunda fase?
Pues podemos encontramos con lo que os comentaba en esta entrada:


¿A qué me refiero? Pues a que, como ahí comentaba, para poder obtener los beneficios culturales que nos ofrece la experiencia de emigrar, es necesario superar la segunda etapa y pasar por todo el resto de ellas (aunque después quizá se repitan).

Para  entender que un país tiene algo que ofrecernos (que al fin y al cabo es lo que el chico quiere hacer ver a la chica y lo que la chica colombiana necesita ver antes de decidir si quedarse allí o no) primero debemos superar esa segunda etapa y ya en la tercera podremos comenzar a enriquecernos de esta experiencia para, ya en la cuarta etapa, ver las cosas positivas y negativas que tiene que ofrecernos ese lugar (ver, para más información, la teoría del shock cultural en el primer enlace de esta entrada)  

Esta segunda etapa está muy caracterizada por el malestar provocado por este nuevo entorno, el problema está en que, en esta etapa, aun no disponemos de los conocimientos suficientes sobre la sociedad y la cultura (puesto que lo rechazamos o al menos no lo aceptamos) es por eso que, según yo lo veo, el problema estriba en superar la segunda etapa una primera vez, para así poder conocer el lugar en las etapas siguientes y al superar la última etapa, volviendo al país de origen, podemos decidir razonadamente cuál es el lugar donde queremos estar (que al fin y al cabo es uno de los problemas más recurrentes en esta segunda etapa).

De este modo la vuelta a la segunda etapa será, cuando menos, menos recurrente.

Como vemos, hay dos comparaciones vitales en este proceso: la primera se da en la cuarta etapa, cuando al conocer el nuevo entorno de una manera más profunda (tercera etapa) podemos compararlo con la sociedad con la que estamos acostumbrados y la segunda se da en la quinta etapa, cuando volvemos a comparar la cultura a la que estamos acostumbrados (que en este caso es la que rechazábamos en la segunda etapa) con la primera cultura y, a la vez, de ésta con el recuerdo que de ella teníamos. Es mediante estas comparaciones que podemos elegir con una mejor perspectiva qué es lo que queremos hacer.

Algo que cabe puntualizar, es que en la gran mayoría de los casos, en esta segunda etapa,  la gente piensa que conoce el lugar, que tiene un profundo conocimiento de éste, pero no es así al no haberse integrado, al rechazar esta sociedad, quizá en parte por falta de inmersión o por ese mismo malestar que se retroalimenta a sí mismo impidiendo profundizar  en la cultura. Es por eso que, incluso en la propia teoría del shock cultural, una de las características de la tercera etapa es una profundización en el conocimiento de esta cultura provocada por la aceptación del entorno y la intención de pertenecer a este. Después (en la cuarta etapa) es cuando comienza la primera comparación (al menos la primera comparación medianamente razonable) entre la cultura a la que estamos acostumbrados y la “nueva” cultura.

Esta creencia de “profundo conocimiento”   que suele aparecer en la segunda etapa puede suponer un problema, si tomamos una decisión comparando lo que “conocemos” de esta cultura  (que creemos que es mucho) con lo que sabemos de la cultura a la que estamos acostumbrados. Esto no es verdaderamente tomar una decisión sobre qué es mejor para nosotros, ya que no podemos tomar una decisión racional hasta, al menos, la cuarta etapa (aunque la verdadera “comparación razonable” probablemente se dé en la quinta etapa)

A partir de esto, el problema es, como se suele decir “la pescadilla que se muerde la cola” ya que creemos que tenemos un conocimiento profundo y que a partir de ahí podemos tomar una decisión. Recordemos que no nos damos cuenta de la poca profundidad del conocimiento, y que, como es obvio, esta sensación de malestar, lo que suele provocar (cosa ya comentaba y que se puede ver en la entrada en que hablo de unos profesores franceses en España y los emigrados españoles en Francia que antes comentaba) es que, al hacer comparaciones, salga victoriosa la sociedad a la que estamos acostumbrados. Es ahí cuando entra en juego la melancolía, la sensación de pérdida de la identidad… Y, como es lógico, la falta de conocimiento y estas emociones negativas se retroalimentan para generar conflicto y aumentar el malestar.

El problema aquí es que no hay una receta para superar la segunda etapa, por lo que he decidido preguntar a la misma persona que me concedió la entrevista para este artículo sobre los profesores y los emigrados sobre cómo ella (que recordemos emigró a España hace unos 30 años)  superó esta segunda etapa, permitiéndole conocer más profundamente la sociedad, si hubo una primera etapa caracterizada por la “luna de miel”, cómo cree que se ajusta su caso a ésta teoría…etc.:

Así, le expliqué la teoría del shock cultural y le pregunté, en primer lugar, cómo había superado esta segunda etapa:

“Si, pasé por una “luna de miel”. Pero después me pasó como tú dices, entré en la segunda etapa. Creo que gracias al nacimiento de mi hijo he conseguido superar esa segunda etapa, el seguir la vida de mi hijo a diario ha hecho que me encuentre en la tercera etapa casi sin darme cuenta. Estaba en mi burbuja con mi hijo (una burbuja de abstracción ante lo que sentía en la segunda etapa, no una burbuja social), aunque en el fondo no sé si era más bien la felicidad de ser madre, ya que me ha durado el tiempo que han tardado mis hijos en crecer. Quizá no haya conseguido en realidad superar esta segunda etapa… Aun así, mis hijos han causado que durante todos estos años me haya relacionado con personas de aquí, y conozco bastante bien la cultura, creo que la entiendo. Ha sido muy interesante y me alegro mucho de haber conocido a todas estas personas, no veo las cosas de la misma forma que si me hubiera quedado en mi país, pero siento que este no es mi lugar.”

Entonces le pregunto por qué cree que quizá no sea su lugar:

“Quizá en su día dejé las cosas pasar… Sin darme cuenta de si quería vivir ahí… Al principio un bebé son las 24h, estaba al cien por cien con él, estaba en mi burbuja ya que mi bebé me necesitaba, los días pasaron, los años… Y ya con los cuatro años se incorpora al colegio pero nace el segundo, de nuevo tenía que estar con él las 24 h pero aun con más trabajo porque también está el colegio del mayor… Y los años siguen pasando... Me entrego a ellos y no me planteo si estoy feliz, si me gusta o no el lugar, si quiero o no estar ahí… Es cuando la segunda es un poco mayor (unos 10 años) que no me necesita día y noche que he empezado a recapacitar y ver mi soledad (aun con amigas del colegio y otras actividades…)”

Cuando le pregunto si cree que hay alguna “receta” para superar esta segunda fase, me comenta que:

“Hay que atreverse, es importante, si quieres volver a tu país y no te gusta ese lugar, prueba, vuelve a tu país, y valora si verdaderamente estás mejor ahí, quédate ahí, pero si echas de menos el otro país, sabrás que ese es tu lugar”

Pero le comento que el problema en este caso es que, si en ese momento, en la segunda etapa, que se caracteriza por el rechazo a la sociedad de acogida y la falta de verdadero conocimiento sobre ésta, es muy probable que, al volver a la sociedad a la que se está acostumbrado, al acabar este malestar y al no echar nada de menos de la sociedad que se rechaza ya que no se ha aceptado ni conocido lo suficiente para que esto suceda, estamos en gran parte sesgados y lo más probable es que no hagamos un juicio justo.

Hablando sobre este tema me comenta que en muchos casos la gente (y también fue su caso, ya que ella fue profesora durante algún tiempo de francés y vivía rodeada de franceses sin entrar demasiado en contacto con el país pero creía que lo conocía) cree que conoce un país pero no lo conoce. Esto coincide con mi teoría de que el conocimiento previo a la tercera etapa tiende a ser bastante superficial.

Analizando más en profundidad su caso, le comenté que probablemente ella, al haber superado la segunda etapa y conocer el entorno y creerse parte de él haya superado la tercera y probablemente haya establecido comparaciones entre ambas culturas continuamente (a lo que me responde que sí, que es algo muy normal para ella), por lo que también habría llegado a la cuarta etapa. Por último, dado que sé que vuelve cada cierto tiempo a Francia, le pregunto si, al volver allí, vuelve a establecer las mismas comparaciones. Me responde que sí,  y que cuando está allí le queda muy claro que su lugar no es España, que es Francia (por lo que confirma mi teoría, al llegar a la quinta etapa es cuando tenemos mayor capacidad de decisión y cuando debemos hacerlo) su problema es que no puede irse por problemas familiares.

Cuando entiendo que ha superado todas las etapas, le pregunto si cree posible que, al no haber podido tomar su propia decisión, haya vuelto a una “segunda segunda etapa” con características similares a las que le había explicado en la teoría. Me responde que sí, que ese es su problema, que la solución sería tomar su propia decisión, como antes me comentaba.  Y que al no poder hacerlo, se siente en la segunda etapa de nuevo.

De este modo vimos que su problema no era estar atascada en la segunda etapa (ya que ya la había superado una primera vez) y había pasado por toda la teoría para que esta segunda etapa volviese, sino que la imposibilidad de elegir lo que cree más conveniente le hace mantenerse en esta segunda etapa.

Este testimonio (como resulta obvio) me ha resultado extremadamente fructífero. Veamos qué conclusiones podemos extraer de él:

·         El caso se ajusta muy bien tanto a la teoría del shock cultural original, como a las modificaciones que comentaba anteriormente, lo cual, creo, es tremendamente significativo.
·         El hecho de tener hijos llevó a socializar y a una “necesidad” de conocer el entorno y abrirse y aceptar en cierto modo la sociedad y esto, a su vez, la hizo superar la segunda etapa, por lo que probablemente socializar y dar una oportunidad, es decir, esforzarse en conocer el entorno, nos lleven a esta superación.
·         Esa duda que se ve reflejada en la transcripción cuando comenta “…aunque en el fondo no sé si era más bien la felicidad de ser madre, ya que me ha durado el tiempo que han tardado mis hijos en crecer. Quizá no haya conseguido en realidad superar esta segunda etapa…”. Esto demuestra que probablemente haya vuelto a la segunda etapa tras pasar por las demás. Como ya hemos explicado antes, parece bastante lógico que ha pasado por el resto de etapas y tras pasar la quinta vuelve a la segunda. 
·         En este caso vemos cómo un problema de pareja repercute en el shock cultural, lo cual es muy interesante, ya que los casos que hemos tratado anteriormente son justo lo contrario. ¿Dónde se ve? En que es en parte por la relación (también por los hijos) que ella no puede tomar esa decisión.
·         Algo muy curioso y que me confirma en mi idea del “retorno de las etapas” es que, cada vez que vuelve a Francia sufre una “quinta etapa”, sabe que es su lugar, que ahí se encuentra a gusto y que la decisión correcta sería quedarse ahí, pero vuelve a España por su familia, volviendo a la segunda etapa. Esto no es un caso puntual, sucede cada vez que vuelve a Francia.
·         También me resulta curioso que ella misma nos recomiende, si estamos en la segunda etapa, que establezcamos comparaciones y veamos dónde queremos vivir. ¿Qué quiere decir esto? Que nuestras respectivas teorías coinciden, ella cree que uno de los principales problemas en esta etapa es que no tenemos claro si queremos pertenecer a ese ambiente, para lo cual es necesario comparar, cosa que sucede en una etapa posterior por lo que la solución no debe tomarse en la segunda etapa, sino que debemos pasar por el resto de etapas para tomar una buena decisión.
·         Aquí llegamos al punto donde comenzó mi disertación. Recordemos que esta mujer había obtenido en España una herramienta que le hacía bien emocionalmente, la “teatralización en la expresión de emociones”. Se trata de una herramienta que aprendió de la gente de su “nuevo” entorno. ¿Cómo fue capaz de aprenderla e integrarla? Porque socializó, porque obtuvo un conocimiento más profundo sobre la sociedad y la cultura de modo que pudo descubrir sus aspectos positivos y negativos y decidió integrar uno de éstos aspectos positivos a su repertorio conductual.  Esto supone un tremendo apoyo a mi supuesto: pasar por todas las fases de la teoría, obtener ese conocimiento más profundo sobre la sociedad nos permite conocer y elegir qué aspectos de esta sociedad queremos integrar, tema que ya había tratado de resolver anteriormente ( ver:  http://psicologia-lenguaje.blogspot.com.es/2014/12/la-mente-como-una-puerta-conocer-una.html)
·         Además, durante la conversación me di cuenta que ella era consciente de hasta qué punto conocía la sociedad en cada etapa, por lo que le pregunté si quizá una explicación de las etapas y un autoanálisis sobre en cuál de ellas estaba podían haberle ayudado. Me contestó que era probable, pero que no podía saberlo. Por si acaso, hablamos de las distintas etapas y de en qué nos centramos en cada una y cómo era el conocimiento y resultó que estábamos bastante de acuerdo. El esquema era el siguiente:

En la primera etapa prestamos atención solo a los aspectos positivos, obviando los negativos, quizá en cierto modo a propósito o restándole importancia. Después llega un momento en que nos damos cuenta, de todo aquello a lo que no hemos prestado atención, y se vuelve un aspecto central del problema. En ese momento aparece la segunda etapa. En todo este proceso, hemos recabado información, pero no consideramos que “pertenecemos” a ese ambiente, de modo que no profundizamos de la misma forma que haremos en la siguiente etapa. Ya en la tercera etapa, tal como comentaba, comenzamos a obtener un conocimiento más profundo sobre la sociedad, la cual hemos aceptado. De este modo, una vez el centro de atención dejan de ser esos aspectos negativos y aceptamos la sociedad, profundizamos en ella y así obtenemos un conocimiento más profundo. En esta etapa comienza una evaluación de las viejas formas contra las nuevas. Esta comparación se hace en la cuarta etapa. También se produce una integración con la nueva cultura, acompañada por un fuerte sentimiento de pertenencia a ese ambiente. Por último, la quinta etapa, al volver a la cultura de origen, se caracteriza por realizar una nueva comparación, tanto respecto a lo que conocíamos (que no es como lo recordábamos) como con respecto a la cultura a la que nos hemos acostumbrado.

A partir de este último punto, la lógica plantea una pregunta:

¿Cómo sé en qué fase me encuentro?

Este no es un gran problema. Si una persona necesita ayuda por enfrentarse a un shock cultural, probablemente se encuentre en la segunda etapa por vez primera o haya vuelto a ella. ¿Por qué lo creo así? Porque ésta es la única etapa, por sus características, susceptible de entrar en un bucle del estilo del que comentábamos antes (retroalimentación entre la falta de conocimiento profundo y el malestar y el vacío que caracterizan esta etapa).

En el caso de que sea la primera vez que nos encontramos en la segunda fase, posibles consejos para superarla los veremos más adelante en esta misma entrada. En el caso de haber llegado a la cuarta etapa y haber vuelto después a la segunda, probablemente sea necesario pasar por la quinta etapa (volviendo al país de origen) para establecer la comparación a la inversa y poder decidir cuál es nuestro lugar. En el caso de haber vuelto a la segunda etapa tras llegar a la quinta deberíamos plantearnos (con la información que ya tenemos) cuál es nuestro lugar, para así tomar una decisión.
En cualquiera de los casos, como ya he comentado, aun si volvemos a la “antigua” sociedad, habrá resultado una experiencia mucho más enriquecedora y podremos integrar lo más beneficioso de la “nueva” sociedad a nuestra vida.

Ahora veamos: ¿Cómo solucionar el problema, la primera vez que pasamos por la segunda etapa de esta teoría, de (aun teniendo un conocimiento superficial) creer que conocemos bien la sociedad?

Si me encontrase en el caso de tener que ayudar a una persona a superar esta segunda etapa, le explicaría las fases de la teoría, haciéndole ver en qué etapa se encuentra. Después, le explicaría que, aunque su conocimiento actual no es nada despreciable, al encontrarse en la segunda fase probablemente se centre mucho más en los aspectos negativos de esa sociedad. Pero que por ello no debe preocuparse, cuando supere esa etapa los aspectos negativos ya no serán en tal medida el centro del problema. Así, le explicaría en qué solemos centrar la atención en cada etapa y cómo es nuestro conocimiento, recalcando que, en su etapa actual, es normal que se centre en los aspectos negativos y que experimente esas emociones negativas, pero que ni esos aspectos negativos son tan importantes, ni probablemente esa persona les prestará tanta atención en etapas posteriores.

Una vez conozca su estado y cómo sería recomendable evolucionar, le hablaría del concepto coloquial “apertura de mente”. No me refiero, por supuesto, a que no sea una persona abierta de mente, sino a que, en esta etapa, lo normal es centrarse en los problemas, y que esa apertura mental, de la que seguro que dispone, es el instrumento necesario para superar la etapa. Pero, ¿en qué consiste esta apertura mental? Veámoslo:

·         Primero, debemos plantearnos si ese conocimiento que tenemos sobre la sociedad es verdaderamente profundo.  Pongámoslo a prueba. ¿De verdad sabemos todo sobre esa cultura? ¿No tiene nada que aportarnos?
·         Para aprender más sobre la sociedad, valga la redundancia, es importante socializar (con personas del nuevo entorno). Un ejemplo podría ser tratar con las personas del trabajo, no solo hablar de trabajo, sino salir con ellos, hablar de su cultura, ir al cine, disfrutar, salir, tratar de ver su sociedad como ellos lo hacen.
·         Puede ser interesante ver las similitudes entre ellos y yo así como las diferencias, y ver qué nos atrae de esas diferencias.
·         Para tratar de paliar todo ese espectro de emociones negativas que vienen unidas a esta segunda etapa, podemos buscar apoyo de diversas maneras: en la pareja, en los amigos que hagamos a través de esta socialización, hablando con personas que estén pasando por lo mismo… Además, podemos hacer cosas que nos apasionen: el trabajo, un hobby… etc. Todo esto puede ayudarnos a dejar de focalizar la atención en los aspectos negativos y relativizarlos, algo muy necesario para superar esta fase.
·         Por último, y como ya comentaba en una entrada anterior, deja los prejuicios a un lado e intenta comprender sinceramente esa sociedad.
·         También sería interesante estar muy atento (e informarnos) sobre las diferencias culturales, no sólo para socializar de una forma más precavida y mejor, sino para hacernos conscientes de esas diferencias, esforzándonos en valorarlas y tratando de aceptarlas.

Es importante dar cuenta de que lo que aquí expongo no implica que haya que ver a un psicólogo ni mucho menos. Digo que puede venir bien saber todo esto, si nadie nos lo dice, informarnos nosotros mismos sobre ello. 

Hasta aquí mi teoría. Obviamente no he podido aplicarla salvo a posteriori, ya que no conozco a nadie que esté pasando por la segunda etapa por primera vez, pero sí que coincido con la persona que me ha concedido la entrevista con respecto a cómo funciona, aunque es una prueba “a posteriori”, es algo que me hace confiar en mucha mayor medida en este marco teórico. Del mismo modo, ninguno de los ejemplos que he tratado hasta el momento la contradice. Está claro que es susceptible de futuras modificaciones y seguramente así sea. Por mi parte, cuando trate los siguientes ejemplos continuaré poniéndolas a prueba.

Respecto a los problemas 1 y 2, esto es lo que creo que deberían aplicarse estas dos chicas. Si consiguen superar por primera vez (sea como sea) esta segunda etapa, acabarán con el bucle y podrán continuar con las etapas hasta llegar a la quinta etapa, el ansiado momento en que tendrán el conocimiento suficiente para decidir dónde quieren estar y para incluir en su vida, en cualquier caso, los aspectos positivos, las herramientas más útiles de cada lugar.

En otro orden de cosas, para contrastar mis agregados a la teoría veremos en una próxima entrada si existen shocks culturales en viajeros o sólo en emigrantes y, en cualquier caso, si contradicen en algún aspecto o añaden nuevas modificaciones a esta teoría. Quizá no sea aplicable. En cualquier caso los analizaré a partir de todo el entramado teórico que he desarrollado hasta el momento.

Gracias a la entrevista he visto que sí que es posible volver a etapas anteriores durante el shock cultural, pero el ejemplo de “no tener una luna de miel” aun no lo he podido encontrar, trataré, no obstante, de encontrar alguno y tratar de aplicar la teoría o desarrollar un nuevo marco teórico para estos casos. Ante esta posibilidad se plantean varias preguntas:

¿Cómo sería la segunda etapa si no hay una primera etapa de “luna de miel”?

Si no se trata de una “luna de miel”, ¿en qué consiste esta primera etapa?

¿Se mantendrán las mismas etapas después de superar las dos primeras o será completamente diferente?

Trataré de contestar a estas preguntas y algunas más en las próximas entradas.


Si tenéis algo que añadir, no dudéis en escribirlo en los comentarios. 

1 comentario:

  1. Antonio, te pego aquí unos enlaces del síndrome del eterno viajero que comentamos el otro día.
    Este es un video que describe como se sienten estas personas:
    https://www.youtube.com/watch?v=7dKGcg_jBhw

    En estos enlaces encontraras una relación entre las teorías que me comentaste y el síndrome del eterno viajero:
    http://psicotip.wordpress.com/2013/05/15/sindrome-del-viajero-eterno-o-choque-cultural/

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