lunes, 15 de diciembre de 2014

Diseccionando ejemplos I

En esta entrada trataré de profundizar en mayor medida los ejemplos que ya os comentaba hace unos días.

El primer ejemplo en que me quiero profundizar es, quizá, uno de los más propensos a causar polémica. Puede leerse en la siguiente dirección:


Resumiendo en la medida de lo posible:

 La chica está muy preocupada porque se ha enterado que, mientras ella estaba en EEUU arreglando los papeles para mudarse a Brasil y casarse allí con su novio (nativo de ese país), éste ha ido un par de veces a que le hagan un masaje erótico que acababa con un “final feliz” como se suele denominar en España, o, lo que es lo mismo, sexo oral.

Para esta chica, esto  es ponerle los cuernos (cheating). No obstante, el chico alega que eso no es así, que en su cultura practicar sexo oral con prostitutas no se considera así porque, según él, “las prostitutas no son mujeres” y además, alega, “es culpa de la chica, por estar fuera tanto tiempo”.

Por último, le dice que está siendo demasiado “mojigata” y que su definición de “poner los cuernos” no cuenta, porque es una definición americana y él no está en América.

Antes de nada, obviemos las marcadas connotaciones machistas del ejemplo, que no quiero ni creo que se puedan justificar, y que no son objetivo de estudio en este caso. Ahora veamos cuál sería entonces el problema:

Según yo lo veo, estas son las posibles respuestas a la pregunta  ¿cuál es el problema de esta pareja?:
  1.  Hay verdaderamente una diferencia cultural entre EEUU y Brasil en este aspecto y el chico ha hecho algo que considera normal en su cultura y que no creía que supondría un problema para la chica. Por ello, es un problema de machismo social (cultural)
  2. No hay una diferencia cultural entre EEUU y Brasil en este aspecto y el chico ha hecho algo que considera amoral y ha utilizado las diferencias culturales como una escusa. De este modo, es un problema de machismo individual.

Este ejemplo no debería haberse incluido en la entrada anterior, pero me pareció necesaria para diferenciar dos términos que son propensos a llevar a error al lector. ¿Porqué no debía haberse incluido? Porque no se trata de un ejemplo de shock cultural. Por ello no se puede aplicar aquí la teoría del shock cultural de la que hablaba en mi anterior entrada:


¿Porque no se trata verdaderamente de un ejemplo de shock cultural? ¿De qué se trata entonces?
Pues se trata más bien de un caso de diferencias entre culturas. Respondiendo a la primera pregunta, aunque hasta este momento no había explicado esta diferencia, paso a hacerlo a continuación basándome en la teoría de la que os hablo:

·                   Un shock cultural es el término que describe la ansiedad producida cuando una persona se    encuentra en un entorno completamente diferente al que está acostumbrado. Está asociado a la sensación de encontrarse perdido en este medio y no saber qué es o no es apropiado. Cabe aquí hacer una puntualización. He cambiado el término “de origen” por “al que está acostumbrado”, señalándolo en negrita debido a que este efecto también se da a la inversa, por ejemplo, cuando nos hemos acostumbrado a vivir en un país. Ni siquiera hace falta que pase mucho tiempo. Aquí vemos una breve definición destinada a los Erasmus:

http://es.erasm.us/guia-erasmus/consejo/180-Choque_cultural_inverso

·                       Llamamos diferencia cultural a cualquier manifestación comportamental, valor, creencia o pensamiento que difiere entre dos culturas. Como vemos, es un constructo simple, pero que es necesario tener bien claro para poder entender lo que sigue.

De este modo, si bien un shock cultural implica necesariamente a las diferencias culturales, no siempre una diferencia cultural va a suponer un shock cultural.

Veámoslo de otra forma:

Un shock cultural aparece cuando una persona se encuentra en una sociedad diferente a la de origen. Es decir, se trata de un fenómeno que implica a la sociedad por naturaleza. Son las diferencias culturales que hay entre una persona y la sociedad de un lugar que no es al que está acostumbrado.

Por su parte, las diferencias culturales se pueden dar en multitud de ocasiones, es un concepto menos preciso que el de shock cultural en el sentido de que no hay una norma sobre entre qué sujetos deben darse, pueden ser entre dos o entre todo un grupo. En cualquier caso serían diferencias culturales.

De este modo, el shock cultural conlleva necesariamente una problemática, mientras que las diferencias culturales no tienen porqué.

Así, retomemos la temática anterior, ¿por qué en este caso no se trata de un shock cultural sino de una diferencia cultural?

No sabemos si la chica está sufriendo un shock cultural, puede que, al haberse mudado a Brasil, también sufra un shock cultural, pero en este caso el problema que nos plantea no es un problema por encontrarse en un entorno completamente diferente, se trata de un problema con una persona en concreto, por lo que se trata de diferencias culturales.

Ahora que hemos visto que esta teoría no puede aplicarse, se me ocurre una teoría que ejemplifica este caso, aunque tomando algunas libertades. La teoría dialéctica de Tomkins y McCarter (1964) se refiere sólo a las diferencias en la expresión (e interpretación) de emociones. No obstante, plantea una metáfora que viene muy al hilo de esta temática.

Imaginemos por un momento que la opción correcta es la opción 1, es decir, que hay una diferencia entre la cultura de la chica y la del chico (aunque no sea así, tratemos este ejemplo como una hipótesis, creyendo que se trata de diferencias culturales y no de machismo individual).

Como podemos ver en la siguiente imagen, esos dos programas culturales tienen un núcleo en común. Este núcleo es resultado de la relación evolutiva de ambas sociedades, parte en forma de historia en común como sociedades por las mutuas relaciones entre ellas y con sus pasados colonizadores, y parte como la cultura del ser humano en general que compartimos todas las sociedades humanas.

Pues bien, este núcleo común no supone un problema, el problema (en la opción 1) está en las partes en azul oscuro y en verde en la siguiente imagen:



Esas partes que pertenecen sólo a uno de los programas culturales son las llamadas diferencias culturales.

Pero esta teoría solo clarifica la situación y me sirve para plasmar de forma más nítida una teoría anterior, no ofrece una posible solución a este problema.

Entonces ¿cómo podríamos afrontar un problema de este tipo de modo que podamos solucionarlo?

Pues bien, planteemos una hipótesis (y he aquí un aspecto que debo dejar muy claro): Las diferencias culturales (sobre todo en relaciones de pareja) pueden tratarse en gran parte como diferencias de pareja.

Primero apuntemos las diferencias a tener en cuenta entre estos dos términos:

·         Mientras una diferencia cultural no tiene porqué darse siempre en relaciones de pareja (aunque pueden darse), en las relaciones de pareja esto es, obviamente, una premisa.
·         Una diferencia cultural tiene un origen social mientras una diferencia de pareja no tiene porqué tener ese origen, pudiendo éste también ser individual.
·         En el caso de las diferencias culturales, la cultura de cada parte es previa a la relación, mientras en el caso de las diferencias de pareja puede que la diferencia se haya dado a través de aprendizaje por la relación o incluso por la comunicación en la relación.

Estas son, según creo, las diferencias más importantes que cabe recalcar y no debemos perder de vista antes de comenzar a tratar las diferencias culturales como diferencias de pareja.

Quizá aquí sea conveniente el haber usado el término “relaciones de pareja” en lugar de otro, porque creo que no tiene porqué darse solo entre personas con una relación amorosa, también puede darse entre personas en particular aunque no tengan este tipo de relación. En el caso de que exceda un determinado número ya serían diferencias entre grupos y se parecerían más a las diferencias culturales.

Ahora, tras aceptar esta hipótesis, veamos qué solución aportaría en términos lógicos:

Si las diferencias culturales se parecen a las diferencias de pareja, podemos aplicar las mismas soluciones a los problemas que éstas causan. Entonces, retomando lo que escribía en mi anterior entrada:

“En las relaciones de pareja ya establecidas, en las que las personas saben que quieren convivir juntas, lo normal es… tratar de ceder uno en unos aspectos y otros en otras…. Aunque no siempre se logre una buena convivencia, el primer paso empieza por tratar de crear, según creo, una "tercera cultura" que integre, como ya decía en otras entradas, lo mejor de cada cultura. Para esto, como vemos en esos mismos ejemplos, hay que probar o informarse sobre la realidad y escoger lo que se crea más conveniente…Por otra parte, también puede que cada uno continúe con sus costumbres y sólo cambien en las cosas comunes. O bien no cambiar en nada, aunque esto no es lo más recomendable”

Para recordar que este caso es solo un ejemplo para atraer la atención, hay que decir que este chico parece necesitar, más que terapia de pareja, una reestructuración cognitiva para luchar contra el machismo. Aun así,  y dado que esto solo es un ejemplo, sigamos resolviéndolo como si esto se estuviera aplicando al mismo tiempo que se aplica un tratamiento de reestructuración cognitiva.

En este caso, si seguimos aceptando que la correcta es la opción 1, hay un problema de diferencias culturales y lo tratamos como un problema de diferencias de pareja. De este modo, y en la línea con lo que muchas de las foreras comentaban en el enlace que os he dejado al comienzo de la entrada, lo más recomendable es hablar con el chico, poner de manifiesto las diferencias de pareja y tratar de llegar a una solución, sea explicando la chica las diferencias y lo que no puede aceptar en la relación y llegando a acuerdos, o sea acabando con ésta.

Por su parte, si hipotetizamos que la opción correcta es la opción 2, el problema es muy diferente, el chico está utilizando las diferencias culturales como pretexto para justificar una acción que sabe que es inmoral, por lo que no sería tanto un problema de diferencias culturales y se trataría más bien de un problema de pareja y del propio chico. No profundizaré más en esta opción ya que se escapa al contenido que quiero tratar, pero es algo que debemos tener muy en cuenta, si estas diferencias existen realmente, o son a veces meras escusas. 

Cabe recordar que aquí no pretendemos dilucidar si, en este ejemplo, la opción correcta es la 1 o la 2, sino entender qué pasaría en cada caso, qué relación tiene con las diferencias culturales y cómo estas afectan en el problema.

Recordemos, para finalizar el artículo, que probablemente no se trate de una diferencia cultural, sino de un problema de machismo individual, no creo que todos los hombres brasileños sean machistas ni que ese comportamiento en concreto esté aceptado socialmente en Brasil (ni mucho menos que sea justificable) pero, aun sabiendo esto, hemos hipotetizado y lo hemos tratado como si verdaderamente el chico llevase razón y fuese una diferencia cultural, y en su cultura estuviera verdaderamente aceptado, aunque  soy consciente de que no sea así.

No entro a valorar este hecho, he elegido el problema sólo para ejemplificar la distinción entre diferencias culturales (que es en lo que he tratado de transformar este ejemplo, aceptando como verdadera la premisa que plantea el chico) y el shock cultural (que veremos más adelante).

De esta forma, hemos visto que el shock cultural en las relaciones de pareja aparece en forma de diferencias culturales en las que el sujeto que lo sufre es el único en el grupo en diferir, mientras que las diferencias culturales no tienen porqué darse con un grupo, sino que pueden ser sólo entre dos personas.

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