Al fin y al cabo el tema de las discusiones lo está llevando otro grupo en el blog y lo que tenía que decir al respecto lo he dicho en mi primera entrada: en una conversación una persona al identificarse con su argumento toda refutación del mismo la sentirá como que están anulando a su propia persona, y todo apoyo positivo a su argumento, lo sentirá como la exaltación de su persona. En términos vulgares, le hieren o le elevan su ego. De manera que la conversación se convierte en algo así como una lucha cuerpo a cuerpo donde si no estás conmigo, eres mi enemigo. Para ver esto solo tenemos que sentarnos a ver un debate de telecinco (no os aconsejo verlo durante más de 5' y tampoco tarda mucho esto en aparecer). Todo esto está mediado por fórmulas, por los patrones que uno cree que ha de seguir en un contexto determinado, pero, en mi opinión, en última instancia, aparece eso.
Entonces ¿Cómo vamos a establecer una conversación sobre una opinión nueva o propia sin que la otra persona afronte la cuestión siempre desde sus cánones, sin que niegue a priori todo lo que le suene extraño? Y más aún ¿Cómo una conversación sobre lo que siente una persona va a ser fructífera si enseguida se van a establecer los roles de agresor-víctima o no va a haber imparcialidad?
Para escuchar hace falta primero empatía mutua, que es una forma de desidentificación con uno mismo. También es necesario que las ideas no se tomen como producto final, como verdad eterna, y sin embargo, al recibirlas, para comprenderlas, y aquí quizá también se necesite la empatía, hemos de suspenderlas en el aire como si fueran posibles, como cuando imaginamos mentalmente una figura en el espacio e imaginamos si encaja o es factible, primero tenemos que darla por posible para poder trabajar con ella. Una refutación categórica sin ese paso es sencillamente un índice de que no está habiendo comunicación. Ejemplo:
- Bueno, vamos. Te voy a contar, osea, quiero poner de manifiesto tanto cómo pienso que dos personas pueden llegar a tener una conversación comprensiva y que se escuchen mutuamente y que esa conversación trate de lo que implica no escucharse.
- Jumm
- ¿Sabes? Osea que es un poco como todo a la vez.
- No, vamos a hablar de lo que ocurre cuando dos personas no se escuchan.
- Ya pero para hablar de eso, tenemos que escucharnos.
- Claro.
¿Han visto ese no? ¿Que pinta ese No ahí...?
Y este es un ejemplo de esas fórmulas conversacionales que una persona puede tener en la cabeza:
- Pues eso cuando se habla, más que establecer verdades, más que establecer afirmaciones, la única manera de avanzar y que los dos sepamos algo, por lo menos más certero que lo otro, sería de alguna manera empezando que los dos poquito a poco a desgranar esa verdad. Y en esto entra un punto muy importante, porque bajo ese paradigma los dos vamos de la mano, ninguno de los dos sabe nada sobre este tema y vamos simplemente a indagar en él de la mano, de tal manera que ya no somos dos mentes sino una, la que esta pensando, entonces no cuesta tanto trabajo el hecho de pensar, el hecho de que tu argumento, aunque tenga peso personal y quieras tener razón, osea, tú no percibas, y no se de así en realidad el hecho de intentar tener la razón.
- Mola
- Entonces coges el/tu argumento en tu cabeza quitándole todo el valor personal que pueda tener y simplemente tomándolo como hipótesis verdadera.
- Tienes que confiar en que si yo ejerzo alguna tensión en la argumentación equis que hagamos va a ser en pos de ella misma y nunca va a ser una tensión fuera de ... ¿sabes? digamos fuerte, extrema o violenta ¿entiendes? entonces no tienes porque preocuparte, ahora que tampoco somos calculadoras, si uno se queda estancado o ve que el otro se queda estancado ¿por qué no pinchar para que sangre con su argumento?
- Es que no, no hace falta.
- ¿No? Si no hace falta yo no lo hago.
- Por que todo lo que se dice... La cuestión está en que todo lo que se dice se toma en duda.
- No lo hago.
- Tiemblan, las dos cosas tiemblan, entonces van juntos, van juntos de la mano, no hay uno que tenga que defender su argumento a muerte y que tú le tengas estrujar para que su argumento sea a muerte, porque no tiene valor el argumento en sí.
- Estupendo, entiendo el punto pero si es un punto de bloqueo por qué no aplicar otra manera ¿entiendes?
- La otra manera es que tú des tu opinión, simplemente, porque es una mente pensando, no dos ¿entiendes?
- Sí
- De tal manera que ya no estaría la relación de espejo, ni la proyección, ni nada.
- También yo debería de tener toda la información que tienes tú.
- No, te la doy.
- Más impresiones, más sitios donde meter la cabeza y mirar.
- E intentamos que esos sitios aparezcan en la conversación.
Esta conversación (la prometida conversación) tiene un problema raíz que es que hubo conflicto desde el minuto uno porque la persona con la que dialogo no entendía que estaba haciendo (o no quería entenderlo, pues lo primero que digo en la conversación es sobre qué va a consistir) y sentía que no tenía ninguna teoría, o marco argumental sobre el que apoyarse para hablar sobre el tema. Digamos que sentía que no tenía seguridad en esta conversación.
Por eso dice "También yo debería de tener toda la información que tienes tú"pero la manera en la que aquí se está planteando la forma en la que se da un conversación donde se explora un tema, es precisamente abordarlo creativa y conjuntamente sin que sea una mera confrontación de libros de texto.
Por supuesto el fallo de esta conversación es el hecho de ser forzada, pero aún así se puede apreciar en ella cómo después de contar algo impersonal, la otra persona da una respuesta con mucho hincapié personal.
Y también vemos lo que hemos dicho, la fórmula conversacional que tiene de presionar a la otra persona para ver hasta qué punto es capaz de defender su argumento. La aplicación sistemática de tal fórmula conlleva a que no se de cuenta de cuándo tiene delante a una persona que no está defendiendo nada y convierte la conversación, muy hábilmente por cierto (con lenguaje no verbal sobre todo), en un ataque personal por su parte y en la frustración de tener que defenderse por parte de la otra persona.
Y el lector ¿Qué fórmulas conversacionales tienes?
A veces pienso que las conversaciones vacías, estereotipadas son como cuando en un partido de ping pong la pelota va directa de pala de un jugador a la pala del otro sin caerse ni tocar el campo del otro y son como toques neutros porque no hay agresor ni agredido, pero es como un tanteo y en función de la confianza tanto en uno mismo como con la otra persona se tarda más o menos en meter un punto en el campo "enemigo". Me parece una metáfora bonita, porque la mesa de ping pong es un contínuo simplemente separada por una recedilla: al final siempre es un uno contra uno.
Os dejo un video de alguien que conoce muy bien esto:
Es para verlo, de verdad.
Hola Marta! Me gusta mucho el enfoque que has adoptado para abordar mejor una discusión. Ya que mi grupo lo dedicamos al estudio de las discusiones, me gustaría dejarte mi opinión :) Estoy muy de acuerdo contigo en esa metáfora de no ser dos mentes sino una, y no ver tu razonamiento como parte de tu ego. Tal vez la razón de muchas discusiones sea en parte la simple búsqueda de auto-confirmarnos a nosotros mismos subiendo así nuestra autoestima y la seguridad en nosotros mismos. Esta es una de las preguntas abiertas que dejamos en nuestra primera entrada y es posible que te interese, aunque no estoy segura porque no se cuál es el tema de tu grupo.
ResponderEliminarEs un tema muy complicado de abordar y, por la información que en mi grupo hemos encontrado por ahora, parece depender de muchos factores dependiendo tanto de la persona como de su situación y circunstancias. Pero lo que si tenemos claro es que, como en tu entrada se aprecia, la empatía es un factor muy determinante.
Estoy leyendo todavía lo que has escrito. Me parece muy interesante, como ya hemos hablado en tutoría. Te doy el enlace al blog que comentamos:
ResponderEliminarhttp://meaningness.com/