martes, 30 de diciembre de 2014

48 horas sin mi móvil: ---parte uno---

Entonces, me ha roto ayer, totalmente.
Estuve muy estresada después de una noche casi sin dormir, y un poco enfadada porque mi novio no me ha contestado a un mensaje. Todo pasa tan rápido y solo sé que en un segundo estaba sobre el suelo, cara abajo. Cuando lo levanté había supo que esta mal, y realmente así esta- su pantalla estaba totalmente rota y fue imposible usarlo.
Así pasa que sin querer, yo, la más “adicta”, que intentaba hacer experimentos para ese blog, como “una hora sin usar mi móvil”, “3 horas sin usar mi móvil”, al final, os voy a contar como sientan dos días completos sin el móvil.

Las primeras tres horas eran los más difíciles. Tenía dos horas de clase en las que la única cosa que hizo fue mover mis dedos desesperadamente sobre la pantalla destrozada, esperando que se ocurre un milagro. Claro que nada pasa.
Después fuí corriendo entre tiendas y lugares que corrigen los móviles, llorando por entender el precio que tendré que pagar. Al final lo deposité en un sitio, no lo más caro ni lo más barato, y cogí el autobús a cartuja. Cuando llegué me enteré que el clase había cancelado y llegué en vano.¡Que puta mierda!
Después fuí a una cena con vino caliente en la casa de una amiga, me sorprendí que encontré la casa fácilmente, sin “google maps” y sin llamarla.
Luego, en su piso, enchufe mi ordenador y estaba esperándome una sorpresa- mi madre casi ha volviendo loca de no poder comunicarse conmigo, ha podio de una amiga mía de Granada que se va a mi piso para buscarme. Que locura… y solo para tener mi móvil disconectado…

Al día después me di cuenta poco a poco que tengo muchos momentos durante el día que normalmente están llenando con mirando el móvil sin un motivo concreto. En estos momentos ahora solo he pensado, soñado, mirado a la gente alrededor… y los momentos han pasado así, más aburridos y más tranquilos.  
Cuando ha acercado la hora de ir a cogerlo de la tienda, me pone alegre y contenta, sabiendo que no fue tan mal y que pronto voy a tenerlo de nuevo ya. ¡Que emocion!

Pero, que pasa es que...

¿Cómo nos enfrentamos a la negligencia?

           Desde muy pequeños, la comunicación es parte de nuestras herramientas para sobrevivir en un mundo completamente nuevo. En este experimento, el Dr. Edward Tronick revela la rapidez con la que los niños incluso muy jóvenes pierden el control cuando se enfrentan a la negligencia.
 Intentar complacer siempre a los niños y evitar su frustración, no favorece su desarrollo personal, ya que cuando sean adultos deberán enfrentarse a circunstancias tanto de éxito como de fracaso.


Y es que, la frustración es el sentimiento que surge cuando no logramos nuestros deseos e inevitablemente, es parte de la vida.

            Cuando un deseo o ilusión no se cumplen, a causa de la frustración, los adultos -y también los niños- experimentan en una serie de emociones: el enfado, la tristeza, la angustia, la ansiedad, etc. Al tratarse, además,  de vivencias personales, cada uno puede enfrentarse y reaccionar ante estos hechos o eventos de manera diferente.
Tolerar la frustración significa ser capaz de afrontar los problemas y limitaciones que nos encontramos a lo largo de la vida, a pesar de las molestias o incomodidades que puedan causarnos. Por lo tanto, se trata de una actitud y, como tal, puede trabajarse y desarrollarse.
En la etapa infantil, los niños suelen pensar que el mundo gira a su alrededor (egocentrismo propio de su etapa de desarrollo), que lo merecen todo y que consiguen al momento lo que piden. No saben esperar porque no tienen desarrollado el concepto del tiempo, ni la capacidad de pensar en los deseos y necesidades de los demás. Es aquí cuando hay que enseñar a los niños a tolerar la frustración. Si los padres siempre dan a los hijos todo aquello que piden, los pequeños no aprenderán a tolerar el malestar que provoca la frustración y a hacer frente a situaciones adversas. Por ello, en la edad adulta, seguirán sintiéndose mal cada vez que no consigan aquello que se han propuesto.

              Por lo general, los niños con poca tolerancia a la frustración suelen tener dificultades para controlar las emociones, ser impulsivos e impacientes, buscar la satisfacciones de sus necesidades de forma inmediata, por lo que, cuando deben enfrentarse a la espera o postergación de sus necesidades, pueden tener rabietas y llanto fácil. Además, son exigentes, siendo más fácil desarrollar cuadros de ansiedad o depresión ante conflictos o dificultades mayores.

Como mencionamos anteriormente, creen que todo gira a su alrededor y que lo merecen todo, por lo que sienten cualquier límite como injusto ya que va contra sus deseos. Les cuesta comprender por qué no se les da todo lo que quieren, además, tienen una baja capacidad de flexibilidad y adaptabilidad, manifestando  una tendencia a pensar de forma radical.
Frente a este conflicto, muchos padres intentan reducir o evitar las fuentes causantes de la  frustración,  terminando por convertir, sin quererlo, cualquier fracaso en éxito.
Para prevenir esta situación y conseguir que el niño tolere la frustración, los padres deben evitar la sobreprotección y no abusar de la permisividad.

¿Por qué nos frustramos?

 La baja tolerancia a la frustración está relacionada con dos elementos:

1) Una percepción equivocada y exagerada de la situación que estamos viviendo.
2) La creencia de que es horrible vivir el malestar y no lo podemos ni queremos aguantar.

A partir de estos dos elementos proponemos estas técnicas para enseñar al niño a tolerar la frustración:

Dar ejemplo: con actitud positiva a la hora de afrontar las situaciones es el mejor ejemplo para que los hijos aprendan a solventar sus problemas.
Es importante enseñar al niño que es necesario esforzarse: el esfuerzo es, en muchas ocasiones, la mejor vía para resolver algunos de sus fracasos.
No darle todo hecho: si se le facilita todo y no se le permite alcanzar sus propios retos, es difícil que pueda equivocarse y aprender de sus errores para saber cómo enfrentarse al fracaso.
No ceder ante sus rabietas: si los padres ceden ante ellas, el pequeño aprenderá que esa es la forma más efectiva de resolver los problemas.
Marcarle objetivos: poniéndole objetivos realistas y razonables, pero sin exigirle que se enfrente a situaciones que, por su edad o madurez, sea incapaz de superar.
Convertir la frustración en aprendizaje: las situaciones problemáticas son una excelente oportunidad para que el niño aprenda cosas nuevas y las retenga. De esta forma, podrá afrontar el problema por sí mismo cuando vuelva a presentarse.
Enseñarle a ser perseverante: es esencial para superar situaciones adversas. Si aprende que siendo constante puede solucionar muchos de sus problemas, sabrá controlar la frustración en otras ocasiones.
Enseñar a identificar el sentimiento de frustración cuando aparezca.
Enseñar al niño cuándo debe pedir ayuda: A algunos pequeños les cuesta pedir ayuda, mientras que otros la piden constantemente y de inmediato. Hay que enseñar al niño a intentar encontrar una solución primero.
Representar papeles: Se puede jugar con el niño a interpretar una situación frustrante. Primero, el niño interpretará la frustración y luego adoptará el rol opuesto. Se le puede animar a que hable consigo mismo de forma positiva y busque una manera de resolver el problema.
Reforzar las acciones apropiadas del niño: elogiarlo cuando retarde su respuesta habitual de ira ante la frustración, y cuando utilice una estrategia adecuada.
Modificar la tarea: Enseñar al niño una forma alternativa de alcanzar el objetivo.

            En resumen, cabe recordar que la frustración forma parte de la vida. Aunque no se puede evitar, se puede aprender a manejarla y superarla, y aumentar de esta forma la tolerancia a la misma. Aprender a tolerar la frustración facilita que nos enfrentemos con éxito a la vida. Por ello, cuanto antes aprendamos, mejor.

Ya que, como decía el psicoanalista Eric Fromm:
"Enquistarse en la soledad y la frustración, quejarse constantemente y continuamente de las desdichas y tragedias que nos acosan y no hacer absolutamente nada para modificar aquellas situaciones que nos angustian es un camino certero y seguro hacia la depresión.
Camino, por supuesto, que es recorrido a solas…"


Ya no somos dos mentes sino una

Voy a hacer una cosa que me encanta: CAMBIAR. (La siguiente entrada ya no hablará de esto, pero al final me he liado y me he puesto a terminar lo que empecé)

Al fin y al cabo el tema de las discusiones lo está llevando otro grupo en el blog y lo que tenía que decir al respecto lo he dicho en mi primera entrada: en una conversación una persona al identificarse con su argumento toda refutación del mismo la sentirá como que están anulando a su propia persona, y todo apoyo positivo a su argumento, lo sentirá como la exaltación de su persona. En términos vulgares, le hieren o le elevan su ego. De manera que la conversación se convierte en algo así como una lucha cuerpo a cuerpo donde si no estás conmigo, eres mi enemigo. Para ver esto solo tenemos que sentarnos a ver un debate de telecinco (no os aconsejo verlo durante más de 5' y tampoco tarda mucho esto en aparecer). Todo esto está mediado por fórmulas, por los patrones que uno cree que ha de seguir en un contexto determinado, pero, en mi opinión, en última instancia, aparece eso.

  Entonces ¿Cómo vamos a establecer una conversación sobre una opinión nueva o propia sin que la otra persona afronte la cuestión siempre desde sus cánones, sin que niegue a priori todo lo que le suene extraño? Y más aún ¿Cómo una conversación sobre lo que siente una persona va a ser fructífera  si enseguida se van a establecer los roles de agresor-víctima o no va a haber imparcialidad?

Para escuchar hace falta primero empatía mutua, que es una forma de desidentificación con uno mismo. También es necesario que las ideas no se tomen como producto final, como verdad eterna, y sin embargo, al recibirlas, para comprenderlas, y aquí quizá también se necesite la empatía, hemos de suspenderlas en el aire como si fueran posibles, como cuando imaginamos mentalmente una figura en el espacio e imaginamos si encaja o es factible, primero tenemos que darla por posible para poder trabajar con ella. Una refutación categórica sin ese paso es sencillamente un índice de que no está habiendo comunicación. Ejemplo:



- Bueno, vamos. Te voy a contar, osea, quiero poner de manifiesto tanto cómo pienso que dos personas pueden llegar a tener una conversación comprensiva y que se escuchen mutuamente y que esa conversación trate de lo que implica no escucharse.

- Jumm

- ¿Sabes? Osea que es un poco como todo a la vez.

- No, vamos a hablar de lo que ocurre cuando dos personas no se escuchan.

- Ya pero para hablar de eso, tenemos que escucharnos.

- Claro.


¿Han visto ese no? ¿Que pinta ese No ahí...?

Y este es un ejemplo de esas fórmulas conversacionales que una persona puede tener en la cabeza:


- Pues eso cuando se habla, más que establecer verdades, más que establecer afirmaciones, la única manera de avanzar y que los dos sepamos algo, por lo menos más certero que lo otro, sería de alguna manera empezando que los dos poquito a poco a desgranar esa verdad. Y en esto entra un punto muy importante, porque bajo ese paradigma los dos vamos de la mano, ninguno de los dos sabe nada sobre este tema y vamos simplemente a indagar en él de la mano, de tal manera que ya no somos dos mentes sino una, la que esta pensando, entonces no cuesta tanto trabajo el hecho de pensar, el hecho de que tu argumento, aunque tenga peso personal y quieras tener razón, osea, tú no percibas, y no se de así en realidad el hecho de intentar tener la razón.

- Mola

- Entonces coges el/tu argumento en tu cabeza quitándole todo el valor personal que pueda tener y simplemente tomándolo como hipótesis verdadera.

- Tienes que confiar en que si yo ejerzo alguna tensión en la argumentación equis que hagamos va a ser en pos de ella misma y nunca va a ser una tensión fuera de ... ¿sabes? digamos fuerte, extrema o violenta ¿entiendes? entonces no tienes porque preocuparte, ahora que tampoco somos calculadoras, si uno se queda estancado o ve que el otro se queda estancado ¿por qué no pinchar para que sangre con su argumento?

- Es que no, no hace falta.

- ¿No? Si no hace falta yo no lo hago.

- Por que todo lo que se dice... La cuestión está en que todo lo que se dice se toma en duda.

- No lo hago.

- Tiemblan, las dos cosas tiemblan, entonces van juntos, van juntos de la mano, no hay uno que tenga que defender su argumento a muerte y que tú le tengas estrujar para que su argumento sea a muerte, porque no tiene valor el argumento en sí.

- Estupendo, entiendo el punto pero si es un punto de bloqueo por qué no aplicar otra manera ¿entiendes?

- La otra manera es que tú des tu opinión, simplemente, porque es una mente pensando, no dos ¿entiendes?

- Sí

- De tal manera que ya no estaría la relación de espejo, ni la proyección, ni nada.

- También yo debería de tener toda la información que tienes tú.

- No, te la doy.

- Más impresiones, más sitios donde meter la cabeza y mirar.

- E intentamos que esos sitios aparezcan en la conversación.


  Esta conversación (la prometida conversación) tiene un problema raíz que es que hubo conflicto desde el minuto uno porque la persona con la que dialogo no entendía que estaba haciendo (o no quería entenderlo, pues lo primero que digo en la conversación es sobre qué va a consistir) y sentía que no tenía ninguna teoría, o marco argumental sobre el que apoyarse para hablar sobre el tema. Digamos que sentía que no tenía seguridad en esta conversación.

  Por eso dice "También yo debería de tener toda la información que tienes tú"pero la manera en la que aquí se está planteando la forma en la que se da un conversación donde se explora un tema, es precisamente abordarlo creativa y conjuntamente sin que sea una mera confrontación de libros de texto.

  Por supuesto el fallo de esta conversación es el hecho de ser forzada, pero aún así se puede apreciar en ella cómo después de contar algo impersonal, la otra persona da una respuesta con mucho hincapié personal.

  Y también vemos lo que hemos dicho, la fórmula conversacional que tiene de presionar a la otra persona para ver hasta qué punto es capaz de defender su argumento. La aplicación sistemática de tal fórmula conlleva a que no se de cuenta de cuándo tiene delante a una persona que no está defendiendo nada y convierte la conversación, muy hábilmente por cierto (con lenguaje no verbal sobre todo), en un ataque personal por su parte y en la frustración de tener que defenderse por parte de la otra persona.

Y el lector ¿Qué fórmulas conversacionales tienes?

A veces pienso que las conversaciones vacías, estereotipadas son como cuando en un partido de ping pong la pelota va directa de pala de un jugador a la pala del otro sin caerse ni tocar el campo del otro y son como toques neutros porque no hay agresor ni agredido, pero es como un tanteo y en función de la confianza tanto en uno mismo como con la otra persona se tarda más o menos en meter un punto en el campo "enemigo". Me parece una metáfora bonita, porque la mesa de ping pong es un contínuo simplemente separada por una recedilla: al final siempre es un uno contra uno.


Os dejo un video de alguien que conoce muy bien esto:







Es para verlo, de verdad.







lunes, 29 de diciembre de 2014

Conflicto: ¿positivo y necesario?

¿Por qué las discusiones siempre vienen con esa connotación negativa? No solemos plantearnos las discusiones como algo positivo, mas bien tratamos de evitarlas, buscarles una solución rápida y perfecta, y tratar de tener la menor cantidad posible. Tenemos bien claro que es un aspecto de la vida que es difícil de controlar, pero eso sí, siempre negativo.
Pues bien, hoy traigo una perspectiva diferente. Lo positivo del conflicto: la evolución, el avance, el aprendizaje. 
No nos paramos a pensar que, si no existiesen los conflictos, no existiría el desarrollo tanto personal como grupal.

Buscando estudios sobre esta perspectiva del conflicto por Internet, me he dado cuenta de que es una perspectiva muy escasamente abordada. Sin embargo, he encontrado una publicación de la editorial de la Universidad de Granada, una versión digital del Pax Orbis, que retiene prácticamente la totalidad de sus contenidos referentes a la teoría fruto de la investigación en Paz y Conflictos. Aquí dejo el enlace: http://www.ugr.es/~eirene/publicaciones/pax_orbis.html
Me he centrado en el segundo punto (Una teoría de los conflictos basada en la complejidad (Jorge Bolaños Carmona y Alberto Acosta Mesas)). Éste me ha resultado verdaderamente interesante. Me ha hecho llegar al planteamiento de que la razón de que veamos el conflicto como algo negativo es simplemente porque significa posibilidad de 'cambio', lo cual nos aterroriza. 

Para poder enfocar el conflicto fuera de lo negativo, veamos el papel que este tiene dentro de todas las situaciones dinámicas de la vida. El conflicto es parte de la vida humana, y constituye una oportunidad de progreso.
Si no tenemos conflictos internos, no alcanzaremos progreso personal. Si no tenemos conflictos en nuestras relaciones, no sabremos cuales son las necesidades personales de las personas que nos importan, no sabremos como actuar en ellas, no sabremos como profundizar en ellas.

¿Búsqueda de la felicidad? Conflicto vs Paz

¿Son los conceptos conflicto y paz verdaderamente opuestos? ¿Cómo estamos tan seguros de que la paz es positiva y el conflicto es negativo?

    El conflicto como elemento para la paz

Puesto que hasta ahora hemos venido ejemplificando cada planteamiento con un caso específico, os presento nuestro segundo caso, esta vez de un conflicto interno:

Caso 2: Una chica estudiante de la universidad recibe información sobre las becas Erasmus y no puede evitar plantearse la opción. Se pregunta qué pasaría si solicitase esta beca y se la concedieran. Esta chica jamás ha vivido fuera de la casa de sus padres, y el hecho de plantearse vivir fuera le crea estrés. Para ella significan muchas dificultades, además tiene novio y no querría que el hecho de vivir lejos de él durante un año pudiese conllevar su ruptura, pero sin embargo se pregunta si tal vez mereciese la pena. 

Considerando este caso, ¿cuál pensáis que sería el conflicto y cuál la paz? Podríamos ver el conflicto como el riesgo de irse fuera de España y vivir fuera de su zona de confort. También podríamos ver la paz como el evitar ese riesgo y continuar su vida estable y en armonía, con sus padres, su novio y sus amigos.
Este es un intento de mostrar que el conflicto no tiene por qué ser realmente negativo. Este caso concreto es un caso verdadero y que seguramente se haya repetido más de una vez con diferentes personas. La chica de nuestro caso finalmente decidió irse de Erasmus y a la vuelta a España ya no seguía su relación con su antiguo novio y con muchos de sus antiguos amigos, sin embargo nos cuenta que lo prefiere así, que ella es más feliz ahora.
Si no hubiese elegido el conflicto frente a la estabilidad, esta chica no habría ganado el aprendizaje y la experiencia que ha obtenido, y no se habría desarrollado más gracias a ese aprendizaje.
¿Cómo serías tú y cómo sería tu vida en el caso (claramente imposible) de no haber tenido ningún tipo de conflicto durante tu vida?  
¿Cómo definirías tu vida? ¿Podrías definirla sin hacer referencia a una secuencia de dificultades y soluciones infinita? Y, ¿acaso lo preferirías así?
Pero, entonces, ¿por qué esa predisposición tan negativa hacia el conflicto?

Si nos focalizamos en los periodos de crecimiento y desarrollo de la vida de las personas, la niñez, la adolescencia, la juventud; están repletos de problemas con o sin soluciones positivas, y éstos son los que han formado nuestra personalidad y nuestra forma de actuar hoy en día, esos problemas con los que nos hemos tenido que enfrentar debido a nuestras específicas circunstancias. El primer rechazo de tus compañeros de clase, un suspenso en una asignatura, una ruptura de pareja, una discusión con tus padres, con tus hermanos o amigos, o incluso, el conflicto de no saber a qué nos vamos a dedicar en un futuro próximo que más de uno de nosotros está sufriendo este año; son algunos de los momentos clave de nuestra vida que nos han formado y nos forman hoy día. 

Los seres vivos tendemos al equilibrio y a la armonía. En cualquier contexto de nuestra vida podemos comprobar que dentro de las opciones, la que consideramos más fácil y asequible es la que no nos proporcione el 'problema' de tener que decidir si será mejor o peor que en la que nos encontramos. Es decir, siempre consideramos más asequible la estabilidad y el no cambio. Y esto es contrario al conflicto, porque el conflicto conlleva el planteamiento de la posibilidad de cambio, y esto el darle vueltas a si ese cambio será positivo. El cambio conlleva dificultad, y por lo tanto lo hace el conflicto. Pero que sea difícil no significa que no sea positivo.
Para terminar esta publicación, hago citación a una parte de la lectura nombrada anteriormente de Jorge Bolaños Carmona y Alberto Acosta Mesas (2009) que me ha abierto un poco más a otro punto de vista del conflicto:
Si la Paz se ve de una forma constructiva y dinámica como el fomento de las condiciones de realización y búsqueda de la felicidad del ser humano, es necesario cambiar también nuestra visión del conflicto.


PSICOLOGÍA DEL HUMOR 3 (ANÁLISIS DE UN MONÓLOGO)

A continuación os dejo un fragmente de un monólogo de Goyo Jiménez en el que se analizo las diferentes estrategias que utilizó para desencadenar golpes de risa en el público.

http://www.youtube.com/watch?v=F9aFaUUnM_Q

0.29: Relata un discurso en un contexto serio, diciendo que está preocupado por la violencia en la sociedad actual. Una vez que llega al final del discurso acaba soltando una grosería que no concordaba con el transcurso del discurso.

1.37: Hace un símil de la lucha en España con la americana, diciendo que ya que los jóvenes españoles se pelean, que lo hagan bien, como hacen en América. También vemos como enfatiza más el símil con muchos gestos y detalles que podemos ver en cualquier película de bandas americanas.

2.02: Cuenta como se insultan los españoles en una pelea. Diciendo que en vez de decir “gilipollas” dicen “gelepolians”. Esto nos puede producir risa porque enfatiza la equivocación de la palabra dicha en un contexto de alta tensión como es la pelea. Translada algo que de normal no es gracioso cuando estás viendo una pelea, a un contexto en el que analizando bien lo que se dice, si que se produce humor.

3.00: El contexto que utiliza es un documental típico de la 2 en el que se habla de animales. Pues bien, el este documental lo narra de forma que los animales sean los jóvenes de la sociedad española, y los diferentes ataques que hacen para agredir a la gente como si fuesen animales. Todo esto narrado bajo un espectacular manojo de gestos que lo hace más humorístico.

5.46: Algo que desata muchas risas en el publico es cuando Goyo comienza a narrar una numeración de lo que posiblemente haya sido el presidente de América en su juventud. Diciendo que podría haber sido boina verde, marine etc… cuando de repente dice Call of Duty, el cual no es ninguna profesión, simplemente un juego de guerra para la video consola. Esto resulta muy gracioso ya que no concuerda con el campo semántico que estaba narrando aunque sea muy parecido.

6.27: Gesticula y narra cómo Zapatero y Rajoy se enfrentarían a unos terroristas que acaban de secuestrar su avión. Enfatiza los gestos característicos de estos políticos cuando están dando ruedas de prensa, lo cual hace gracia ya que en una situación asi sería atípico comportarse de esta manera. También viene acompañado de diferentes recursos lingüísticos que estos dicen dando ruedas de prensa y que, nuevamente, no tendría sentido decir en una situación así.

10.32: Narra que pasaría si un psicópata llamara a un policía a las 5 de la mañana en España (Teniendo el contexto de que en América es típico llamar al policía a esta hora de la mañana para informar de lo que va a suceder). Esto lo hace enfatizando el enfado que cogería el policía español, acompañándolo siempre de un gran recurso de gestos y de habilidades lingüísticas como las comparaciones y las exageraciones.

PSICOLOGÍA DEL HUMOR 2.

Después de que mi compañera de grupo haya escrito anteriormente algunas claves de como crear humor a través de un chiste, algo muy bueno para iniciarse en esta práctica ya que al fin y al cabo la base del humor son estos pequeños diálogos y narraciones que nos hacen gracia.

Llega un punto en que la persona que desea practicar el humor se hace una pregunta para poder responder a su problema, el de no suscitar risa en los demás. 

¿Qué debería yo para hacer humor?

Primordialmente, y dentro de un concepto mas teórico, para hacer humor se debe conocer la lengua de mi comunicante y que haya un acuerdo interpersonal en las palabras que ambos conocemos. A partir de ahí podemos hacer juegos de palabras y relatar situaciones que ambos conozcamos para poder así crear el humor.

Una base fundamenta es encontrar situaciones que no seas graciosa,  para convertirla en graciosas (algo muy básico que hacen los humoristas para crear sus monólogos).

Podemos estar en cualquier lugar, en un bar, en una fiesta, en un simple supermercado y observar algo que salga o despunte fuera de lo común, para así poder modificarlo y darle un matiz más gracioso. De esta forma se podrá relatar de una forma más exagerada para acentuar el humor de dicha situación
.

Simplemente, observar situaciones de nuestro día a día que puedan resultarnos curiosas para así transformarlas de manera que puedas encontrarle un significado gracioso.

¿CÓMO PODEMOS HACER UN CHISTE?


Después de analizar las distintas teorías propuestas sobre el humor, nos proponemos conocer las diferentes formas de crear un chiste. 
Estos pueden componerse mediante diferentes manipulaciones de la lengua:

-          De la manipulación del significado: se juega con la POLISEMIA, la SINONIMIA, la ANTONIMIA, el CAMBIO DE SIGNIFICADO. Muchos chistes tienen gracia si pescas la paradoja y la incoherencia semántica, la ambigüedad…
o   POLISEMIA: un término polisémico es interpretado con un significado o sentido que no es aquel que el contexto textual parece indicar como más lógico o esperable.
¿Sabes? Soy vidente y por 10 euros te digo el futuro
¿10 euros? OK
Yo seré vidente, tú serás vidente, él será vidente….
o   POLISEMIA CONTEXTUAL: los hablantes no comparten la misma situación comunicativa.
Un empleado entra temerosamente en el despacho de su jefe y le dice:
Discúlpeme jefe, pero es que hace tres meses que no cobro.
Nada, nada, hombre. No se preocupe, está disculpado.
o   AMBIGÜEDAD: ocurre cuando una frase admite dos o más significados diferentes.
Entra uno en una zapatería y dice:
Buenas, ¿tiene zapatillas?
Muy buenas.
¿Qué si tiene zapatillas?
Muy buenas.
-          De la manipulación fonética o de los sonidos: se juega con ENTONACIONES EXPRESIVAS, con variantes y errores de PRONUNCIACIÓN, con las PAUSAS…
o   PARANOMASIA: recurso que se basa en la semejanza fonética de palabras o grupos de palabras. Al utilizar palabras de sonido muy semejante, pero diferente, y con significado distinto se produce un contraste de gran efectividad expresiva.
Una señora entra en la tienda y le dice al tendero:
Pero qué gorda está usted, señora.
Como una tapia, hijo mío, como una tapia.
o   HOMOFONÍA/HOMONIMIA: se produce cuando dos palabras de origen y significado distinto acaban sonando y a veces, escribiéndose igual.
¿Cuál es el colmo de un panadero?
Tener un hijo baguete.
¿Te vienes a ver la serpiente que le han traído a Pepe?
¿Cobra?
No, no. Gratis.
o   CALAMBUR: se trata de la agrupación de las sílabas de una o varias palabras de forma que cambia totalmente el significado original.
Entra un tío en una tienda y le dice el dependiente:
Buenas caballero, usted me dirá…
Y le responde el otro:
Pues aproximadamente….entre 1´80 y 1´82.
o   ONOMATOPEYA:
Mamá, mamá, que me voy de caza.
Llévate a los perros.
No, que me voy pa ziempre.
o   ORTOGRAFÍA + SEMÁNTICA + FONÉTICA:
En un bar:
¿Tiene tabasco?
Si, en la másquina.
-          De la manipulación morfosintáctica: se crean palabras nuevas, se manipulan los LEXEMAS, se juega con el ORDEN DE LAS PALABRAS, se alteran EXPRESONES COLOQUIALES, FRASES HECHAS…
o   DERIVACIÓN:
Era un gobierno tan retrógrado, tan retrógrado, que en lugar de tener ministros tenían ministrosaurios.
o   RETRUÉCANO: combinación o cambio de orden de las sílabas de un enunciado para formar otro enunciado con cierto parecido formal pero significado diferente.
No es lo mismo decir “los libros de texto” que “detesto los libros”
o   ALTERACIÓN DE REFRANES, FRASES HECHAS, FÓRMULAS, TÍTULOS DE LIBROS, DE PELÍCULAS.
¿Cuál es la fórmula del agua bendita?
H Dios O
-          De la manipulación de los elementos TEXTUALES e INTERTEXTUALES: se incluyen SIGNOS VERBALES Y NO VERBALES (GESTOS), se juega con la ENTONACIÓN, se mezclan y manipulan los CONTEXTOS, las REFERENCIAS CULTURALES, se juega con los DOBLES SENTIDOS y las INTENCIONES DE LOS EMISORES Y RECEPTORES.

sábado, 27 de diciembre de 2014

Agregados teóricos, shock cultural inverso y "el síndrome del viajero eterno"

Si bien en la entrada anterior profundizábamos en la temática del shock cultural, en esta entrada, gracias a la compañera Isa

En la primera y polémica entrada en que hablaba de los ejemplos que busqué (ver http://psicologia-lenguaje.blogspot.com.es/2014/12/en-esta-entrada-tratare-de-profundizar.html), comenté de forma muy pormenorizada que me había encontrado con que el shock cultural puede darse a la inversa, y que eso se llamaba shock cultural inverso.  Pues bien, cuando estaba hablando con Isa sobre la temática del shock cultural, explicándole mi teoría, me comentó que conocía personas a las que les había pasado algo que la gente ha dado en llamar “el síndrome del eterno viajero”.

Así me explicó que había personas que no podían dejar de viajar, que no querían vivir en un mismo lugar y por ello cada cierto tiempo debían vivir en nuevos lugares.  Recuerdo que entonces pensé que se trataba de gente que deseaba vivir en la primera etapa que comentaba la teoría de Oberg, viviendo en una perpetua “luna de miel” con cada rincón del mundo, huyendo de esa segunda etapa cada vez.

Pero veamos, antes que anda,  qué es  y cuándo se da el shock cultural inverso:  

El shock cultural inverso aparece cuando un emigrante que vive en una ciudad que no es su ciudad de origen (y en la que probablemente se haya enfrentado ya a las etapas del shock cultural con esa cultura) vuelve a esa ciudad de origen.

Cuando abandonamos nuestro lugar de origen para vivir en otro lugar, como podemos leer en este enlace (http://www.reven.org/blog/2010/06/11/sindrome-del-viajero-eterno/) guardamos un recuerdo de una serie de claves, almacenando ese momento en la cultura, como si ésta pudiera fijarse. De este modo, y mientras pasamos por las etapas del shock cultural, estaremos comparando la cultura del nuevo lugar con una visión idealizada de esas claves culturales que hemos “metido en formol”. Esto las desnaturaliza, ya que, por su propia definición, son variables y de hecho cambian a lo largo del tiempo.

Teniendo en cuenta esto resulta más fácil comprender porqué al volver al lugar de origen se establece una doble comparación, la comparación entre las claves culturales del lugar al que en ese momento estamos acostumbrados (“cultura de acogida”) con las claves culturales actuales de nuestro lugar de origen (que, como ya comentaba, nos ayudan a superar el shock cultural y a conocer mejor ambos lugares) y la comparación entre las claves culturales actuales de nuestro lugar de origen y las claves culturales que “metimos en formol” al partir.  Ambas comparaciones forman parte shock cultural inverso, si bien la última juega un papel decisivo en la problemática que este tipo de shock genera. 

Veamos cómo:

·         La primera, la comparación entre ambas culturas, da lugar a un proceso de readaptación, ya que estábamos adaptados a las costumbres de la “cultura de acogida” y se comparan los aspectos positivos y negativos de una y otra cultura, y no sólo eso, también qué nos aporta de positivo y negativo cada una de ellas. Esto lleva a una suerte de competición para determinar en qué lugar podemos y queremos encontrar nuestro nuevo hogar.

·         La segunda, la comparación entre la cultura actual y nuestra “disección” en forma de recuerdo de la cultura pasada,  es la que, en un primer momento, despierta la problemática: “esto no es como lo recordaba”. Lo que en su día fue mi “hogar”, un lugar donde encontrar la calma, la cotidianidad… Todas o, al menos, varias de esas claves han cambiado y ya no me encuentro en ese lugar como me encontraba entonces (esto también es función de la adaptación a la otra cultura). Esto, como veremos más adelante, puede dar lugar al que se ha dado en denominar como “síndrome del eterno viajero”

Me parece importante hacer una distinción, llegados a este punto, entre un viajero que puede sufrir un shock de este tipo y un emigrante. Puede resultar obvio, pero mientras el emigrante ha viajado a una cultura diferente y tiene que adaptarse a ella, el viajero de este tipo (distinto al viajero vacacional en que éste último no pierde esa “familiaridad”, ese lugar conocido con esas claves que le hacen de guía cultural, todo ello probablemente debido a la corta duración de sus viajes) no pretende vivir en ese lugar. Ese es un lugar de paso, uno entre los tantos que visita y habita, de modo que donde debe encontrar su hogar no puede ser un lugar geográfico, deben ser unas claves culturales, una persona que le acompañe…etc.

Esta distinción, que podría parecer trivial, establece una serie de diferencias entre la evolución que sufren ambos sujetos, de modo que mientras el emigrante, como ya hemos visto, sigue y supera las etapas que comentaba en mi anterior entrada del shock cultural, un viajante de este tipo no tiene porqué haber pasado por todas estas etapas en ningún momento, aunque quizá sea el pasar por ellas lo que le haya convertido en este tipo de viajero

Leyendo en blogs y foros de internet y en varios artículos publicados en revistas más o menos científicas sobre este tema, se establece una suerte de asimilación entre los términos shock cultural inverso y el llamado “síndrome del eterno viajero”. Sin embargo, creo que, de nuevo, es necesario establecer una distinción entre estos términos:

El “síndrome del eterno viajero” es, según mi opinión, el resultado de un shock cultural inverso en el cual el sujeto siente esa pérdida de identidad, la falta de identificación con cualquier cultura.  Así, una persona con el “síndrome del eterno viajero” debe, al menos, haber superado un shock cultural inverso, pero no siempre una persona que supera un shock cultural inverso va a convertirse en un viajero de este tipo.

El shock cultural inverso es necesariamente, el problema en la quinta etapa del shock cultural. ¿Porqué necesariamente? Juguemos con la lógica proposicional para responder  a esta pregunta: Dado que el adaptarse a una nueva cultura supone un shock, su superación, como veíamos en mi anterior entrada, va unida a la adaptación. Sin esta adaptación no es posible sufrir un shock cultural inverso, ya que éste se debe (al menos en parte, como ya hemos visto) a la comparación de la cultura de origen con la cultura a la que nos hemos adaptado.  

Entonces, ¿bajo qué circunstancias una persona que sufre un shock cultural inverso va a desarrollar este “síndrome”?

Llegados a este punto, me gustaría hipotetizar sobre una posible integración entre mi teoría anterior y la casuística de este “síndrome del eterno viajero”: ¿Y si pasar una primera vez por un shock cultural, atravesando todas esas etapas y volviendo al país de origen, con el resultado de que en la comparación no haya un vencedor sino que en ninguno de estos dos lugares nos encontremos en el “hogar” da lugar al “síndrome del eterno viajero”?

Para terminar la entrada, me gustaría ir incluso más allá en la hipótesis: ¿Y si el pasar una vez por el shock cultural hace que pueda conocer el mundo de una forma más fácil, quizá obviando o agilizando las etapas de este shock cultural o quizá cambiándolas por otra u otras? Algo así como cuando al conocer varios idiomas es más fácil aprender otro por aquellos puntos en común. Esos puntos en común también pueden darse en el caso de las culturas.  

Aquí dejo algunos enlaces que son de interés y a los que probablemente tenga que volver en la próxima entrada:

·         Cabe destacar el siguiente enlace, que tomaré como ejemplo para desarrollar la teoría: http://www.huffingtonpost.es/2014/01/15/video-viajero-viajes_n_4604097.html

·         Ese blog habla sobre este vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=7dKGcg_jBhw

Otros enlaces:




En la próxima entrada trataré de responder y desarrollar estas dos últimas preguntas. Si alguien tiene algo que aportar, que no dude en dejarlo en los comentarios.


lunes, 22 de diciembre de 2014

PSICOLOGÍA DEL HUMOR.

Mi grupo y yo hemos elegido este tema porque nos parece bastante interesante a la par que curioso como a través del lenguaje conseguimos hacer que se lo pasen bien las personas que se encuentran alrededor creando a través de nuestras palabras lo que comúnmente denominamos humor.

Al principio nos interesamos por las distintas perspectivas y corrientes que intentaban explicar el humor desde una base mas teórica con el fin de hacernos entender cual es la finalidad de esta característica.

En este link os dejo las diferentes propuestas teóricas:

http://diario.latercera.com/2011/04/30/01/contenido/tendencias/26-67424-9-por-que-nos-reimos-de-lo-que-nos-reimos.shtml

Teniendo en cuenta este aporte teórico que nos aporta un poco más información acerca de los orígenes del humor, nuestro siguiente paso fue intentar descubrir cuales son las diferentes claves que a través del lenguaje puedan crear humor y suscitar risas entre las personas que se encuentran alrededor.

Aquí nos encontramos con un problema al que debemos buscarle solución, dicho problema reside en la gente que cree no tener gracia para poder producir humor. Por lo que nuestro trabajo será intentar conseguir algunas de estas claves para poder crear humor de la nada.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Grupo autoconversaciones: Más y más críticas a los libros mágicos de autoayuda


Los libros de autoayuda son uno de los engaños de estos últimos años que la mayoría de la gente ha aceptado sin planteárselo siquiera. Sólo hay que fijarse en el increíble éxito de "El Secreto" (del que ya publiqué un post anteriormente), cuya autora llegó a afirmar que las víctimas del tsunami de 2006 eran culpables de su propia desgracia.
Este post sigue la misma línea de crítica hacia este tipo de libros. Buscando en internet varios blogs y páginas citaban el libro "Los libros de autoayuda, ¡Vaya timo!" de Eparquio Delgado, como una de las mejores críticas. Si alguien está especialmente interesado en este tema, le recomiendo que lo lea. Aunque no puedo dar mi opinión personal, ya que yo no he tenido el placer de leerlo.



A continuación os dejo el link de un blog que describe, en mi opinión, de una manera clara y sencilla estas fantasías de los libros de autoayuda:
http://taispd.com/libros-de-autoayuda-y-pseudociencia-por-que-nos-creemos-la-charlataneria/
Es una entrada muy interesante y divertida, explica porqué nos creemos estas "charlatanerias", como ella las llama. Apoya su crítica en el libro de Eparquio Delgado, por lo que al leerla también puedes hacerte una idea del libro y de las ideas principales de este.

Como reflexión personal puedo aportar mi experiencia en el "intento" de leerme "El Secreto". Hace unos años, cuando fue el boom, varias de mis amigas se lo estaban leyendo y estaban fascinadas por los maravillosos consejos del libro. Finalmente, por curiosidad, decidí empezar a leerlo. He de admitir que no llegué a leer más de 10 páginas. El libro más que ayudarme me divertía, recuerdo que se me escapaba una pequeña carcajada al leer algunas de las cosa más absurdas que había visto nunca. Nunca he sido de creer en cosas sobrenaturales y cada palabra que leía me parecía un chiste. Me parecía increíble que a mis amigas les pareciera algo tan maravilloso y efectivo, y que hubiera tenido tantísimo éxito. Pienso que este inmenso éxito y fama se debe a que la gente necesita creer que tiene el control sobre su vida, sobre lo que le pasa, ya que así lo bueno es mejor porque te ocurre por tus propios méritos, y lo malo es más fácil de aceptar porque crees que es algo que te mereces, que tú mismo te has buscado.

Para terminar, me gustaría que si alguien se ha leído "El Secreto" comparta su experiencia conmigo tanto buena como mala. Simplemente para leer otros puntos de vista. Ya no solo "El Secreto", sino cualquier libro de autoayuda que hayáis leído, me encantaría leer cómo os ha ayudado, si os ha ayudado, o la experiencia que os habéis llevado tras leer alguno.
Muchas gracias a todos!
Un saludo

jueves, 18 de diciembre de 2014

Diseccionando ejemplos II: Ejemplo en vivo, inducción y cirugía teórica.

“El luto no se sufre una vez, sus etapas se repiten, vuelven. De esta forma sufrimos el luto en múltiples ocasiones”.                                                             Francisco Tornay.

Antes de nada, quiero dar las gracias a la persona que inspiró en un primer momento el tema que llevo tanto tiempo tratando y lleva tendiéndome su mano desde aquel momento hasta ahora. Sin ella quién sabe en qué punto estaría ahora. Gracias.

El viernes pasado, cuando publiqué “Ejemplificando el shock cultural” dispuse, como paso previo a la enumeración de ejemplos a la que ahora vuelvo, una “Teoría del shock cultural” que había sido propuesta en su día por Oberg.  Aquí el enlace a esa entrada:


Por entonces me parecía un acertado esquema. Aun así, sabía que no podía explicar varios de los casos que proponía. Hoy, como paso previo al análisis, y en parte como una guía a éste, explico por qué a día de hoy creo que esta teoría no explica correctamente el shock cultural.

Este problema lo comentaba con el profesor hace unos días. Yo le comentaba que esta teoría se aplica en su totalidad sólo si la estancia es lo suficientemente larga en la sociedad a la que no se está acostumbrado y se toma la decisión de vivir en ella dejando atrás la cultura anterior. En el caso de las personas que van de viaje durante unos días o semanas, quizá no diera tiempo de pasar por todas estas fases. He ahí el primer fallo. Creo que se trata de una teoría de shock cultural para emigrantes. ¿Por qué para emigrantes? Porque, a mi parecer, cumplen dos requisitos básicos para pasar por estas fases. 
Estos requisitos son:

1.       Pasar el suficiente tiempo en la sociedad a la que no se está acostumbrado
2.       Decidir que ahora se va a vivir en esa sociedad, lo que conlleva sufrir la pérdida de los símbolos y personas que nos hacían, en cierto modo, de guías.

Este segundo punto se hace entender en el propio artículo, pero no se expone como algo necesario sino como un efecto del shock, lo que no es, a mi opinión, lo que sucede.

¿Por qué creo que estos puntos son necesarios? :

1.       Porque sin el primero no se trataría de un emigrante sino de un turista, un viajero que no sufre durante el suficiente tiempo las diferencias culturales ni vive allí lo suficiente para pasar por todas las etapas.
2.       Porque sin decidir vivir en esa sociedad, de nuevo, sólo somos turistas, y las diferencias culturales no se ven del mismo modo, ya que se observan como algo ajeno a la propia identidad, no se sufre la pérdida de los símbolos y personas y los problemas de la sociedad nos resultan, en cierto modo, ajenos.

Por otra parte, mi descubrimiento del segundo fallo en la teoría debo agradecerlo a la charla con el profesor en la última clase, que me habló sobre las fases del duelo. La frase más reveladora para mí de esa conversación es la que introduce esta entrada, marcada en negrita.

Del mismo modo que las etapas del luto pueden repetirse, volver a nosotros aun cuando creíamos que las habíamos superado, quizá también estas etapas propuestas por la teoría podrían volver. De este modo no pasaríamos por esas etapas una única vez, si no que, durante nuestra vida en ese país, pueden volver en diferentes ocasiones a nosotros.

Como tercer y último problema, dudo que en todos los casos se de esa primera etapa, si hay un rechazo del lugar desde el primer momento, como veremos más adelante, es probable esta primera etapa de “luna de miel” nunca se pase. Este tercer punto a tener en cuenta tiene que ver con la motivación que lleva a la persona a emigrar. Si es por una motivación intrínseca sí es probable que haya una primera etapa de “luna de miel” pero si no es así, quizá esta primera etapa no se diera en todos los casos. En los casos en que no se de esta primera etapa de “luna de miel” (asociados quizá a una motivación extrínseca por viajar), quizá haya una primera fase en la que nada nos parezca correcto en las costumbres de ese lugar, pero aun no se haya llegado a la segunda fase de la teoría en el sentido de que no se siente ese pesar, esa sensación de estar perdido, ese malestar provocado por la falta de identidad en el nuevo ámbito.

En relación con la condición de emigrante, también debo destacar la necesidad de la inmersión en el país, si vivimos, como era el caso de los profesores franceses en España que comentaba en este post (http://psicologia-lenguaje.blogspot.com.es/2014/12/la-mente-como-una-puerta-conocer-una.html) en un entorno en que no haya diferencias culturales porque vivimos con personas con nuestra misma cultura, aun estando en un lugar donde sí haya una importante diferencia cultural, no puede haber un shock cultural.

De este modo, con el retorno a etapas anteriores, la no imprescindibilidad  de la primera etapa, la importancia de la inmersión en la sociedad y la condición de emigrante, la propuesta teórica del shock cultural queda, para mí, más redonda y precisada.

Antes de continuar, cabe subrayar que en numerosas ocasiones el término shock cultural se utiliza de forma indebida, un shock cultural no es, por ejemplo, la vez que viajamos a un país y quedamos sorprendidos por una gran diferencia cultural. El término shock cultural es más complejo y no debe usarse a la ligera. No se trata de quedar horrorizado por la diferencia (esto, como ya hemos visto, es una diferencia cultural), sino del conflicto que causan los aspectos negativos de la "nueva" cultura (y cómo estos influirán o influyen en nuestra vida) en comparación con los aspectos negativos de la cultura a la que estamos acostumbrados. Pero este conflicto se produce por ,y produce a su vez, esa suerte de pérdida de identidad, de esos símbolos que nos hacían de guía en la "antigua" sociedad y que ahora no nos sirven como clave para comprender esta "nueva" sociedad. Es por eso que este shock solo se produce cuando queremos, o nos vemos obligados a, integrarnos en esa cultura (de ahí la necesidad de querer, o tener que, vivir en esa sociedad).

Para más información sobre el shock cultural:


Una vez esta teoría ha sido precisada podemos pasar al momento del análisis de los ejemplos. En esta ocasión analizaré los problemas que causa el shock cultural en las relaciones de pareja.

En esta entrada trataré tres problemas con sus similitudes y sus diferencias. Los nombraremos de la siguiente forma:

·         Problema 1: Un chico francés plantea el problema que tiene con su novia, de origen rumano, que conoció durante la estancia de ésta en Francia para estudiar. Llevan siete meses juntos  y durante ese tiempo el chico ya  sentía que su novia no sabía si quería vivir en Francia, si quería seguir con él… Pero en los dos últimos meses había cambiado y las cosas habían empezado a ir mejor. En ese momento, ella le anunció que estaba muy deprimida, que echaba de menos su país, que estaba harta de hacerle daño…

El chico se pregunta qué puede hacer para demostrarle que puede sentirse bien en Francia, a su lado. Además, añade que él cree que ella no quiere volver a Rumanía, que se siente perdida, en Francia y en su país, que en ninguno de ellos hay lugar para ella.

Para leer el texto original (en francés) consultar el siguiente enlace:


·         Problema 2: Una chica colombiana, casada con un canadiense y viviendo juntos en el país de origen de éste último se queja de que los canadienses no saben divertirse.  Echa de menos su país y sobre todo sus fiestas y sus amigos. Añade que se arrepiente de haber aceptado vivir en ese país y que tendrá que buscarse un amante latino. 


Pasemos ahora a analizar cada uno de estos problemas:

En el caso del primer problema, nos encontramos con que la chica fue a estudiar a Francia por motivación intrínseca, ha pasado unos 7 meses viviendo en el país y probablemente (aunque no podemos saberlo) pasó por una primera fase de “luna de miel”. Al pasar el tiempo nos encontramos con la situación actual, en la que la chica lleva siete meses difíciles, pasando crisis en su vida diaria y su relación con este chico. Se siente perdida en ese nuevo ambiente, pero también cree que se sentirá del mismo modo en su país de origen.

Primeramente debo decir que creo que se trata de un shock cultural, ya que las diferencias culturales no son sólo con su pareja, es un problema de “no sentirse parte de esa sociedad”, es decir, un problema de diferencias culturales con la sociedad. Además, ella vive en ese lugar, ha pasado allí varios meses (7 concretamente). Para saber más sobre la distinción entre diferencias culturales y los problemas que éstas causan y el shock cultural, consultar el siguiente enlace:


El problema de esta chica es que se encuentra en lo que la teoría del shock cultural llamaría la segunda etapa, probablemente no habiéndola superado en ningún momento (es decir, no se trata de un retorno a la segunda etapa, sino de la primera vez que la sufre).

Por su parte, en el segundo problema, nos encontramos con una chica que parece ser que pasó por una primera fase de “luna de miel”, ya que nos dice que al principio la diversidad cultural le parecía algo “lindo”. Luego comenta que tiene muchos problemas de pareja debido a las diferencias culturales en cuanto a tiempo de ocio y trabajo. Según yo lo veo, esto es un problema de shock cultural y no sólo de diferencias culturales porque no es un problema sólo con su marido, sino que dice que la gente ahí todos tienen ese problema, ella vive ahí, ha pasado bastante tiempo, es emigrante… Todo parece indicar que esta chica tampoco ha superado la segunda etapa de la teoría del shock cultural.

El problema en ambos casos es que no son capaces de superar esta segunda fase por vez primera. ¿Qué sucede cuando una persona que ha emigrado se mantiene siempre en la segunda fase?
Pues podemos encontramos con lo que os comentaba en esta entrada:


¿A qué me refiero? Pues a que, como ahí comentaba, para poder obtener los beneficios culturales que nos ofrece la experiencia de emigrar, es necesario superar la segunda etapa y pasar por todo el resto de ellas (aunque después quizá se repitan).

Para  entender que un país tiene algo que ofrecernos (que al fin y al cabo es lo que el chico quiere hacer ver a la chica y lo que la chica colombiana necesita ver antes de decidir si quedarse allí o no) primero debemos superar esa segunda etapa y ya en la tercera podremos comenzar a enriquecernos de esta experiencia para, ya en la cuarta etapa, ver las cosas positivas y negativas que tiene que ofrecernos ese lugar (ver, para más información, la teoría del shock cultural en el primer enlace de esta entrada)  

Esta segunda etapa está muy caracterizada por el malestar provocado por este nuevo entorno, el problema está en que, en esta etapa, aun no disponemos de los conocimientos suficientes sobre la sociedad y la cultura (puesto que lo rechazamos o al menos no lo aceptamos) es por eso que, según yo lo veo, el problema estriba en superar la segunda etapa una primera vez, para así poder conocer el lugar en las etapas siguientes y al superar la última etapa, volviendo al país de origen, podemos decidir razonadamente cuál es el lugar donde queremos estar (que al fin y al cabo es uno de los problemas más recurrentes en esta segunda etapa).

De este modo la vuelta a la segunda etapa será, cuando menos, menos recurrente.

Como vemos, hay dos comparaciones vitales en este proceso: la primera se da en la cuarta etapa, cuando al conocer el nuevo entorno de una manera más profunda (tercera etapa) podemos compararlo con la sociedad con la que estamos acostumbrados y la segunda se da en la quinta etapa, cuando volvemos a comparar la cultura a la que estamos acostumbrados (que en este caso es la que rechazábamos en la segunda etapa) con la primera cultura y, a la vez, de ésta con el recuerdo que de ella teníamos. Es mediante estas comparaciones que podemos elegir con una mejor perspectiva qué es lo que queremos hacer.

Algo que cabe puntualizar, es que en la gran mayoría de los casos, en esta segunda etapa,  la gente piensa que conoce el lugar, que tiene un profundo conocimiento de éste, pero no es así al no haberse integrado, al rechazar esta sociedad, quizá en parte por falta de inmersión o por ese mismo malestar que se retroalimenta a sí mismo impidiendo profundizar  en la cultura. Es por eso que, incluso en la propia teoría del shock cultural, una de las características de la tercera etapa es una profundización en el conocimiento de esta cultura provocada por la aceptación del entorno y la intención de pertenecer a este. Después (en la cuarta etapa) es cuando comienza la primera comparación (al menos la primera comparación medianamente razonable) entre la cultura a la que estamos acostumbrados y la “nueva” cultura.

Esta creencia de “profundo conocimiento”   que suele aparecer en la segunda etapa puede suponer un problema, si tomamos una decisión comparando lo que “conocemos” de esta cultura  (que creemos que es mucho) con lo que sabemos de la cultura a la que estamos acostumbrados. Esto no es verdaderamente tomar una decisión sobre qué es mejor para nosotros, ya que no podemos tomar una decisión racional hasta, al menos, la cuarta etapa (aunque la verdadera “comparación razonable” probablemente se dé en la quinta etapa)

A partir de esto, el problema es, como se suele decir “la pescadilla que se muerde la cola” ya que creemos que tenemos un conocimiento profundo y que a partir de ahí podemos tomar una decisión. Recordemos que no nos damos cuenta de la poca profundidad del conocimiento, y que, como es obvio, esta sensación de malestar, lo que suele provocar (cosa ya comentaba y que se puede ver en la entrada en que hablo de unos profesores franceses en España y los emigrados españoles en Francia que antes comentaba) es que, al hacer comparaciones, salga victoriosa la sociedad a la que estamos acostumbrados. Es ahí cuando entra en juego la melancolía, la sensación de pérdida de la identidad… Y, como es lógico, la falta de conocimiento y estas emociones negativas se retroalimentan para generar conflicto y aumentar el malestar.

El problema aquí es que no hay una receta para superar la segunda etapa, por lo que he decidido preguntar a la misma persona que me concedió la entrevista para este artículo sobre los profesores y los emigrados sobre cómo ella (que recordemos emigró a España hace unos 30 años)  superó esta segunda etapa, permitiéndole conocer más profundamente la sociedad, si hubo una primera etapa caracterizada por la “luna de miel”, cómo cree que se ajusta su caso a ésta teoría…etc.:

Así, le expliqué la teoría del shock cultural y le pregunté, en primer lugar, cómo había superado esta segunda etapa:

“Si, pasé por una “luna de miel”. Pero después me pasó como tú dices, entré en la segunda etapa. Creo que gracias al nacimiento de mi hijo he conseguido superar esa segunda etapa, el seguir la vida de mi hijo a diario ha hecho que me encuentre en la tercera etapa casi sin darme cuenta. Estaba en mi burbuja con mi hijo (una burbuja de abstracción ante lo que sentía en la segunda etapa, no una burbuja social), aunque en el fondo no sé si era más bien la felicidad de ser madre, ya que me ha durado el tiempo que han tardado mis hijos en crecer. Quizá no haya conseguido en realidad superar esta segunda etapa… Aun así, mis hijos han causado que durante todos estos años me haya relacionado con personas de aquí, y conozco bastante bien la cultura, creo que la entiendo. Ha sido muy interesante y me alegro mucho de haber conocido a todas estas personas, no veo las cosas de la misma forma que si me hubiera quedado en mi país, pero siento que este no es mi lugar.”

Entonces le pregunto por qué cree que quizá no sea su lugar:

“Quizá en su día dejé las cosas pasar… Sin darme cuenta de si quería vivir ahí… Al principio un bebé son las 24h, estaba al cien por cien con él, estaba en mi burbuja ya que mi bebé me necesitaba, los días pasaron, los años… Y ya con los cuatro años se incorpora al colegio pero nace el segundo, de nuevo tenía que estar con él las 24 h pero aun con más trabajo porque también está el colegio del mayor… Y los años siguen pasando... Me entrego a ellos y no me planteo si estoy feliz, si me gusta o no el lugar, si quiero o no estar ahí… Es cuando la segunda es un poco mayor (unos 10 años) que no me necesita día y noche que he empezado a recapacitar y ver mi soledad (aun con amigas del colegio y otras actividades…)”

Cuando le pregunto si cree que hay alguna “receta” para superar esta segunda fase, me comenta que:

“Hay que atreverse, es importante, si quieres volver a tu país y no te gusta ese lugar, prueba, vuelve a tu país, y valora si verdaderamente estás mejor ahí, quédate ahí, pero si echas de menos el otro país, sabrás que ese es tu lugar”

Pero le comento que el problema en este caso es que, si en ese momento, en la segunda etapa, que se caracteriza por el rechazo a la sociedad de acogida y la falta de verdadero conocimiento sobre ésta, es muy probable que, al volver a la sociedad a la que se está acostumbrado, al acabar este malestar y al no echar nada de menos de la sociedad que se rechaza ya que no se ha aceptado ni conocido lo suficiente para que esto suceda, estamos en gran parte sesgados y lo más probable es que no hagamos un juicio justo.

Hablando sobre este tema me comenta que en muchos casos la gente (y también fue su caso, ya que ella fue profesora durante algún tiempo de francés y vivía rodeada de franceses sin entrar demasiado en contacto con el país pero creía que lo conocía) cree que conoce un país pero no lo conoce. Esto coincide con mi teoría de que el conocimiento previo a la tercera etapa tiende a ser bastante superficial.

Analizando más en profundidad su caso, le comenté que probablemente ella, al haber superado la segunda etapa y conocer el entorno y creerse parte de él haya superado la tercera y probablemente haya establecido comparaciones entre ambas culturas continuamente (a lo que me responde que sí, que es algo muy normal para ella), por lo que también habría llegado a la cuarta etapa. Por último, dado que sé que vuelve cada cierto tiempo a Francia, le pregunto si, al volver allí, vuelve a establecer las mismas comparaciones. Me responde que sí,  y que cuando está allí le queda muy claro que su lugar no es España, que es Francia (por lo que confirma mi teoría, al llegar a la quinta etapa es cuando tenemos mayor capacidad de decisión y cuando debemos hacerlo) su problema es que no puede irse por problemas familiares.

Cuando entiendo que ha superado todas las etapas, le pregunto si cree posible que, al no haber podido tomar su propia decisión, haya vuelto a una “segunda segunda etapa” con características similares a las que le había explicado en la teoría. Me responde que sí, que ese es su problema, que la solución sería tomar su propia decisión, como antes me comentaba.  Y que al no poder hacerlo, se siente en la segunda etapa de nuevo.

De este modo vimos que su problema no era estar atascada en la segunda etapa (ya que ya la había superado una primera vez) y había pasado por toda la teoría para que esta segunda etapa volviese, sino que la imposibilidad de elegir lo que cree más conveniente le hace mantenerse en esta segunda etapa.

Este testimonio (como resulta obvio) me ha resultado extremadamente fructífero. Veamos qué conclusiones podemos extraer de él:

·         El caso se ajusta muy bien tanto a la teoría del shock cultural original, como a las modificaciones que comentaba anteriormente, lo cual, creo, es tremendamente significativo.
·         El hecho de tener hijos llevó a socializar y a una “necesidad” de conocer el entorno y abrirse y aceptar en cierto modo la sociedad y esto, a su vez, la hizo superar la segunda etapa, por lo que probablemente socializar y dar una oportunidad, es decir, esforzarse en conocer el entorno, nos lleven a esta superación.
·         Esa duda que se ve reflejada en la transcripción cuando comenta “…aunque en el fondo no sé si era más bien la felicidad de ser madre, ya que me ha durado el tiempo que han tardado mis hijos en crecer. Quizá no haya conseguido en realidad superar esta segunda etapa…”. Esto demuestra que probablemente haya vuelto a la segunda etapa tras pasar por las demás. Como ya hemos explicado antes, parece bastante lógico que ha pasado por el resto de etapas y tras pasar la quinta vuelve a la segunda. 
·         En este caso vemos cómo un problema de pareja repercute en el shock cultural, lo cual es muy interesante, ya que los casos que hemos tratado anteriormente son justo lo contrario. ¿Dónde se ve? En que es en parte por la relación (también por los hijos) que ella no puede tomar esa decisión.
·         Algo muy curioso y que me confirma en mi idea del “retorno de las etapas” es que, cada vez que vuelve a Francia sufre una “quinta etapa”, sabe que es su lugar, que ahí se encuentra a gusto y que la decisión correcta sería quedarse ahí, pero vuelve a España por su familia, volviendo a la segunda etapa. Esto no es un caso puntual, sucede cada vez que vuelve a Francia.
·         También me resulta curioso que ella misma nos recomiende, si estamos en la segunda etapa, que establezcamos comparaciones y veamos dónde queremos vivir. ¿Qué quiere decir esto? Que nuestras respectivas teorías coinciden, ella cree que uno de los principales problemas en esta etapa es que no tenemos claro si queremos pertenecer a ese ambiente, para lo cual es necesario comparar, cosa que sucede en una etapa posterior por lo que la solución no debe tomarse en la segunda etapa, sino que debemos pasar por el resto de etapas para tomar una buena decisión.
·         Aquí llegamos al punto donde comenzó mi disertación. Recordemos que esta mujer había obtenido en España una herramienta que le hacía bien emocionalmente, la “teatralización en la expresión de emociones”. Se trata de una herramienta que aprendió de la gente de su “nuevo” entorno. ¿Cómo fue capaz de aprenderla e integrarla? Porque socializó, porque obtuvo un conocimiento más profundo sobre la sociedad y la cultura de modo que pudo descubrir sus aspectos positivos y negativos y decidió integrar uno de éstos aspectos positivos a su repertorio conductual.  Esto supone un tremendo apoyo a mi supuesto: pasar por todas las fases de la teoría, obtener ese conocimiento más profundo sobre la sociedad nos permite conocer y elegir qué aspectos de esta sociedad queremos integrar, tema que ya había tratado de resolver anteriormente ( ver:  http://psicologia-lenguaje.blogspot.com.es/2014/12/la-mente-como-una-puerta-conocer-una.html)
·         Además, durante la conversación me di cuenta que ella era consciente de hasta qué punto conocía la sociedad en cada etapa, por lo que le pregunté si quizá una explicación de las etapas y un autoanálisis sobre en cuál de ellas estaba podían haberle ayudado. Me contestó que era probable, pero que no podía saberlo. Por si acaso, hablamos de las distintas etapas y de en qué nos centramos en cada una y cómo era el conocimiento y resultó que estábamos bastante de acuerdo. El esquema era el siguiente:

En la primera etapa prestamos atención solo a los aspectos positivos, obviando los negativos, quizá en cierto modo a propósito o restándole importancia. Después llega un momento en que nos damos cuenta, de todo aquello a lo que no hemos prestado atención, y se vuelve un aspecto central del problema. En ese momento aparece la segunda etapa. En todo este proceso, hemos recabado información, pero no consideramos que “pertenecemos” a ese ambiente, de modo que no profundizamos de la misma forma que haremos en la siguiente etapa. Ya en la tercera etapa, tal como comentaba, comenzamos a obtener un conocimiento más profundo sobre la sociedad, la cual hemos aceptado. De este modo, una vez el centro de atención dejan de ser esos aspectos negativos y aceptamos la sociedad, profundizamos en ella y así obtenemos un conocimiento más profundo. En esta etapa comienza una evaluación de las viejas formas contra las nuevas. Esta comparación se hace en la cuarta etapa. También se produce una integración con la nueva cultura, acompañada por un fuerte sentimiento de pertenencia a ese ambiente. Por último, la quinta etapa, al volver a la cultura de origen, se caracteriza por realizar una nueva comparación, tanto respecto a lo que conocíamos (que no es como lo recordábamos) como con respecto a la cultura a la que nos hemos acostumbrado.

A partir de este último punto, la lógica plantea una pregunta:

¿Cómo sé en qué fase me encuentro?

Este no es un gran problema. Si una persona necesita ayuda por enfrentarse a un shock cultural, probablemente se encuentre en la segunda etapa por vez primera o haya vuelto a ella. ¿Por qué lo creo así? Porque ésta es la única etapa, por sus características, susceptible de entrar en un bucle del estilo del que comentábamos antes (retroalimentación entre la falta de conocimiento profundo y el malestar y el vacío que caracterizan esta etapa).

En el caso de que sea la primera vez que nos encontramos en la segunda fase, posibles consejos para superarla los veremos más adelante en esta misma entrada. En el caso de haber llegado a la cuarta etapa y haber vuelto después a la segunda, probablemente sea necesario pasar por la quinta etapa (volviendo al país de origen) para establecer la comparación a la inversa y poder decidir cuál es nuestro lugar. En el caso de haber vuelto a la segunda etapa tras llegar a la quinta deberíamos plantearnos (con la información que ya tenemos) cuál es nuestro lugar, para así tomar una decisión.
En cualquiera de los casos, como ya he comentado, aun si volvemos a la “antigua” sociedad, habrá resultado una experiencia mucho más enriquecedora y podremos integrar lo más beneficioso de la “nueva” sociedad a nuestra vida.

Ahora veamos: ¿Cómo solucionar el problema, la primera vez que pasamos por la segunda etapa de esta teoría, de (aun teniendo un conocimiento superficial) creer que conocemos bien la sociedad?

Si me encontrase en el caso de tener que ayudar a una persona a superar esta segunda etapa, le explicaría las fases de la teoría, haciéndole ver en qué etapa se encuentra. Después, le explicaría que, aunque su conocimiento actual no es nada despreciable, al encontrarse en la segunda fase probablemente se centre mucho más en los aspectos negativos de esa sociedad. Pero que por ello no debe preocuparse, cuando supere esa etapa los aspectos negativos ya no serán en tal medida el centro del problema. Así, le explicaría en qué solemos centrar la atención en cada etapa y cómo es nuestro conocimiento, recalcando que, en su etapa actual, es normal que se centre en los aspectos negativos y que experimente esas emociones negativas, pero que ni esos aspectos negativos son tan importantes, ni probablemente esa persona les prestará tanta atención en etapas posteriores.

Una vez conozca su estado y cómo sería recomendable evolucionar, le hablaría del concepto coloquial “apertura de mente”. No me refiero, por supuesto, a que no sea una persona abierta de mente, sino a que, en esta etapa, lo normal es centrarse en los problemas, y que esa apertura mental, de la que seguro que dispone, es el instrumento necesario para superar la etapa. Pero, ¿en qué consiste esta apertura mental? Veámoslo:

·         Primero, debemos plantearnos si ese conocimiento que tenemos sobre la sociedad es verdaderamente profundo.  Pongámoslo a prueba. ¿De verdad sabemos todo sobre esa cultura? ¿No tiene nada que aportarnos?
·         Para aprender más sobre la sociedad, valga la redundancia, es importante socializar (con personas del nuevo entorno). Un ejemplo podría ser tratar con las personas del trabajo, no solo hablar de trabajo, sino salir con ellos, hablar de su cultura, ir al cine, disfrutar, salir, tratar de ver su sociedad como ellos lo hacen.
·         Puede ser interesante ver las similitudes entre ellos y yo así como las diferencias, y ver qué nos atrae de esas diferencias.
·         Para tratar de paliar todo ese espectro de emociones negativas que vienen unidas a esta segunda etapa, podemos buscar apoyo de diversas maneras: en la pareja, en los amigos que hagamos a través de esta socialización, hablando con personas que estén pasando por lo mismo… Además, podemos hacer cosas que nos apasionen: el trabajo, un hobby… etc. Todo esto puede ayudarnos a dejar de focalizar la atención en los aspectos negativos y relativizarlos, algo muy necesario para superar esta fase.
·         Por último, y como ya comentaba en una entrada anterior, deja los prejuicios a un lado e intenta comprender sinceramente esa sociedad.
·         También sería interesante estar muy atento (e informarnos) sobre las diferencias culturales, no sólo para socializar de una forma más precavida y mejor, sino para hacernos conscientes de esas diferencias, esforzándonos en valorarlas y tratando de aceptarlas.

Es importante dar cuenta de que lo que aquí expongo no implica que haya que ver a un psicólogo ni mucho menos. Digo que puede venir bien saber todo esto, si nadie nos lo dice, informarnos nosotros mismos sobre ello. 

Hasta aquí mi teoría. Obviamente no he podido aplicarla salvo a posteriori, ya que no conozco a nadie que esté pasando por la segunda etapa por primera vez, pero sí que coincido con la persona que me ha concedido la entrevista con respecto a cómo funciona, aunque es una prueba “a posteriori”, es algo que me hace confiar en mucha mayor medida en este marco teórico. Del mismo modo, ninguno de los ejemplos que he tratado hasta el momento la contradice. Está claro que es susceptible de futuras modificaciones y seguramente así sea. Por mi parte, cuando trate los siguientes ejemplos continuaré poniéndolas a prueba.

Respecto a los problemas 1 y 2, esto es lo que creo que deberían aplicarse estas dos chicas. Si consiguen superar por primera vez (sea como sea) esta segunda etapa, acabarán con el bucle y podrán continuar con las etapas hasta llegar a la quinta etapa, el ansiado momento en que tendrán el conocimiento suficiente para decidir dónde quieren estar y para incluir en su vida, en cualquier caso, los aspectos positivos, las herramientas más útiles de cada lugar.

En otro orden de cosas, para contrastar mis agregados a la teoría veremos en una próxima entrada si existen shocks culturales en viajeros o sólo en emigrantes y, en cualquier caso, si contradicen en algún aspecto o añaden nuevas modificaciones a esta teoría. Quizá no sea aplicable. En cualquier caso los analizaré a partir de todo el entramado teórico que he desarrollado hasta el momento.

Gracias a la entrevista he visto que sí que es posible volver a etapas anteriores durante el shock cultural, pero el ejemplo de “no tener una luna de miel” aun no lo he podido encontrar, trataré, no obstante, de encontrar alguno y tratar de aplicar la teoría o desarrollar un nuevo marco teórico para estos casos. Ante esta posibilidad se plantean varias preguntas:

¿Cómo sería la segunda etapa si no hay una primera etapa de “luna de miel”?

Si no se trata de una “luna de miel”, ¿en qué consiste esta primera etapa?

¿Se mantendrán las mismas etapas después de superar las dos primeras o será completamente diferente?

Trataré de contestar a estas preguntas y algunas más en las próximas entradas.


Si tenéis algo que añadir, no dudéis en escribirlo en los comentarios.