La ambigüedad se puede considerar como una propiedad inherente a las lenguas naturales, pero es al mismo tiempo específica de una determinada lengua, no se debe sobreestimarla como un impedimento para la comunicación normal. Por otra parte, el fenómeno de "significado múltiple", ya sea accidental o intencional, no siempre debe ser considerado como un rasgo negativo. De hecho, la ambigüedad es 'mala' sólo cuando se tiene como resultado una comunicación imperfecta o deficiente. Cualquier enunciado que contenga una palabra o frase que sea ambigua en su contexto es un caso de ambigüedad simple. Al respecto conviene hacer notar también que si consideramos cuidadosamente algunas palabras que aparentemente son 'claras', son en realidad 'vagas'. Por ejemplo, "Todos los seres humanos no son perfectos" puede interpretarse como Ningún ser humano es perfecto o también como Algunos seres humanos son perfectos.
Así, se puede observar frecuentemente que un hablante pretende que una palabra tenga múltiples significados en un contexto y que el oyente advierta que la palabra en cuestión tiene más de un significado. A esto se le llama <<ambigüedad intencionada>>. El oyente entenderá o no la multiplicidad de significados propuestos. Por otra parte, el oyente puede oír o leer más significados que los que el hablante ha pretendido. A esto es a lo que llamamos "caer en trampas semánticas".
Cuando un hablante usa una oración en un contexto dado siempre significa más de lo que dice. En la mayoría de los casos el oyente puede entender lo que el hablante quiere decirle contando con una red de claves contextuales y cognitivas. Cuando digo "Va a llover" y quiero decir "No podemos salir a pasear", la relación entre lo dicho y su significado es una relación que está en consonancia.
Con respecto al uso del lenguaje metafórico se podría argumentar que difiere del irónico en que no tenemos que rechazar un significado a favor de otro. Cuando alguien dice "Sus palabras se me clavaron como puñales en el alma", tendríamos que rechazar el significado "puñales de forma física" para entender que el hablante está refiriéndose a un fenómeno psicológico".
Otra forma de hacer que el lenguaje sea ambiguo con un carácter irónico o no y, utilizando la polisemia de palabras es el lenguaje del humor, por ejemplo: los chistes.
También podemos señalar los dobles sentidos explícitos de un enunciado o las ironías familiares como "chico listo", en las que lo mismo está codificado el significado literal que el irónico.
Una función especialmente importante en estos tipos de ambigüedad es el efecto de llamar la atención sobre todo en anuncios publicitarios que muchos de ellos utilizan el doble sentido de las palabras o la ironía, entre otros.
Es por todo ello que debemos tener especial cuidado cuando utilizamos este tipo de lenguaje ambiguo en nuestras redes sociales o blogs debido a la mala interpretación que se puede deducir de ellos.
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