El uso indebido del servicio de mensajes Whatsapp puede ser peligroso porque crea adicción en algunas personas
y deja huellas difíciles de controlar y borrar.” Jorge está ahora mismo en línea pero
aún no ha respondido”,” Mercedes escribió por última vez a las cinco y cuarto
de la madrugada” o “Juan hace seis días que no se conecta”, son algunas de las
averiguaciones que se pueden hacer simplemente mirando el Whatsapp y que pueden
resultar comprometedoras.
Huellas que hacen que la aplicación móvil Whatsapp pueda provocar conflictos amorosos o malentendidos entre amigos si sus usuarios lo utilizan de forma irracional y como una herramienta de control. Este servicio de mensajería también tiene su cara positiva si se utiliza de forma racional, al tratarse de una forma de comunicación gratuita, rápida y con la que se puede intercambiar fotos, vídeos y comentarios tan sólo con conectarse a una wifi en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas del Whatsapp: el desinterés por la vida real. Un ejemplo es la de personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, un hecho que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.
También tienen un problema de adicción quienes utilizan esta aplicación móvil para controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario. La pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana -en los estudios o en el trabajo- y una dependencia constante son algunos de los síntomas que identifican a las personas que han pasado de ser usuarios del Whatsapp o de una red social a enfermos.
Poner límites horarios como si en vez de conversar por Whatsapp estuviera viendo una película de una duración determinada es el consejo que los expertos dan para evitar caer en las redes de la adicción. Si ya es tarde para curar este problema, recomiendan una abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otras personas.
Asimismo, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema. Esta afirmación rompe un mito, ya que la adicción a internet y a las redes sociales, en contra de lo que a priori pueda parecer, no sólo afecta a adolescentes, también a personas maduras con algunas debilidades.
Según algunos psicólogos, el no ver la cara de la otra persona hace que los usuarios de las redes sociales y del Whatsapp se lancen a la piscina y se sumerjan en reflexiones más intensas y espontáneas, difíciles de matizar sin verle a la otra persona la cara. Aunque debido a su reciente implantación en la sociedad aún no hay datos de esta enfermedad asociada al uso irracional del Whatsapp, entre el 80 y 90 por ciento de la población se conecta a internet por motivos de ocio y entre el 5 y el 9 por ciento realiza un uso inadecuado de esta herramienta.
No existen cifras pero probablemente el uso indebido del Whatsapp sea mayor que el de internet,por lo que se destaca la importancia de saberle dar un buen uso a esta aplicación móvil, que de forma controlada puede ser útil y beneficiosa.
Huellas que hacen que la aplicación móvil Whatsapp pueda provocar conflictos amorosos o malentendidos entre amigos si sus usuarios lo utilizan de forma irracional y como una herramienta de control. Este servicio de mensajería también tiene su cara positiva si se utiliza de forma racional, al tratarse de una forma de comunicación gratuita, rápida y con la que se puede intercambiar fotos, vídeos y comentarios tan sólo con conectarse a una wifi en cualquier parte del mundo.
Sin embargo, la escena de una pareja o de un grupo de amigos con una cerveza en una mano y con el móvil en la otra es frecuente y representa otro de los principales problemas del Whatsapp: el desinterés por la vida real. Un ejemplo es la de personas que son capaces de escribir 40 mensajes entre las diez de la noche y las dos de la madrugada, un hecho que altera el transcurso normal de la vida de cualquiera que trabaje o estudie, tenga amigos y aficiones.
También tienen un problema de adicción quienes utilizan esta aplicación móvil para controlar y cuando no son capaces de charlar con otras personas sin dejar de consultar el móvil de forma constante y respondiendo a los mensajes de forma inmediata, cualquiera que sea el escenario. La pérdida de control, una interferencia grave en la vida cotidiana -en los estudios o en el trabajo- y una dependencia constante son algunos de los síntomas que identifican a las personas que han pasado de ser usuarios del Whatsapp o de una red social a enfermos.
Poner límites horarios como si en vez de conversar por Whatsapp estuviera viendo una película de una duración determinada es el consejo que los expertos dan para evitar caer en las redes de la adicción. Si ya es tarde para curar este problema, recomiendan una abstinencia de entre uno y dos meses para luego volver a aprender a utilizarlo de forma racional, sin que altere al estado de ánimo y las relaciones con otras personas.
Asimismo, es importante saber si la persona que sufre esta adicción tiene otros problemas psicológicos como inestabilidad emocional, inseguridad en uno mismo, incapacidad de comunicarse personalmente o una timidez extrema. Esta afirmación rompe un mito, ya que la adicción a internet y a las redes sociales, en contra de lo que a priori pueda parecer, no sólo afecta a adolescentes, también a personas maduras con algunas debilidades.
Según algunos psicólogos, el no ver la cara de la otra persona hace que los usuarios de las redes sociales y del Whatsapp se lancen a la piscina y se sumerjan en reflexiones más intensas y espontáneas, difíciles de matizar sin verle a la otra persona la cara. Aunque debido a su reciente implantación en la sociedad aún no hay datos de esta enfermedad asociada al uso irracional del Whatsapp, entre el 80 y 90 por ciento de la población se conecta a internet por motivos de ocio y entre el 5 y el 9 por ciento realiza un uso inadecuado de esta herramienta.
No existen cifras pero probablemente el uso indebido del Whatsapp sea mayor que el de internet,por lo que se destaca la importancia de saberle dar un buen uso a esta aplicación móvil, que de forma controlada puede ser útil y beneficiosa.
Estoy de acuerdo con tu entrada. A pesasr de que yo hago mucho uso de esta aplicación, como ya he comentado en alguna otra entreada me parece que este tipo de aplicaciones está haciendo que cada vez seamos personas más solitarias, más aisladas y por lo tanto estemos perdiendo una de las esencias de las personas, las habilidades sociales, el comunicarnos de una manera directa con las personas.
ResponderEliminarQuizás, una menera de evitar esto sería que no fuese gratuito y así no haríamos un abuso excesivo de este tipo de aplicaciones.
Totalmente de acuerdo, aunque aparte de ver los inconvenientes que tiene el exceso del uso de Whatsapp creo que podría señalar algunas ventajas como podrían ser la llegada del mensaje al momento y a muchos destinatarios, comunicación rápida y efectiva y, ahora con los mensajes de voz es mucho más fácil y rápido enviar un mensaje a cualquier persona y al momento sin tener que detenerte a escribir un texto.
ResponderEliminarAparte de esto, creo además que las personas deberíamos ser más conscientes del uso que le damos a whatsapp, de las horas del día que pasamos utilizándolo en lugar de estar hablando y pasándolo bien con las personas con las que estamos en ese momento y de el tiempo que consume en nuestras vidas.
Estoy muy de acuerdo con tu post. De hecho, quiero añadir que al estar viviendo todos en la época de lo efímero, del leer rápido, sólo titulares, sin pararnos a pensar en ningún momento. Pienso y relaciono esto con mi tema de trabajo, y es que el uso Whatsapp nos hace autoconversar directamente escribiendo, ya que la gran mayoría de las veces no pensamos lo que vamos a escribir ni cómo y así es como más de una vez acabamos teniendo algún malentendido.
ResponderEliminarDeberíamos ser más conscientes de lo que supone para nosotros en el día a día y que no es la única fuente de comunicación, a veces solo nos apoyamos en eso y no puede ser bueno.
Estoy muy de acuerdo, y además- esto, todo esto- es justo el tema de mi grupo- la comunicaciones en nuestro epoca, la adicción al internet, a los móviles y a las redes sociales, cual es el problema y como podemos resolverla. Leyendo tu entrada pensé que has explicado el idea en una manera tan exacta y maravillos que me gustaría tenerla como un parte de "mi" blog...
ResponderEliminarPara mi, la cosa más interesante aquí, y la duda más profunda que tengo, en este trabajo tal como en mi vida personal es- ¿porque nos hacemos?¿porque es tan fuerte? ¿por que no podemos (o que no queremos...) decir, sinceramente, como una sociedad o como undividuos-vamos a dejar el móvil, el watsapp, el facebook...?