¿Pero qué se puede sacar en claro de todo lo que he escrito? ¿Qué tiene que ver todo eso con el "Arte de escuchar"? Ya veis que incluso quería cambiar de tema, pero todo en esta vida está relacionado como intentaré mostraros.
De lo que quería hablar ahora es de cómo los conceptos nos dirigen la vida, pero recapitulemos, Ya hemos visto que la identificación férrea con algo (yo mismo, una ideología concreta), por el mero hecho de ser un acto divisor, oponente, va a crear conflicto. Ejemplo:
- Esto me gustaría que me lo confirmaras tú. Si yo en algún momento de la
discusión salgo y te digo "¡es que tienes ego!" ¿cómo te sientes tú?
- Intento integrar las cosas hasta que no, y si es que no, digo que no.
- Pero como te sientes, no lo que
intentas.
- Siento que la que tiene ego eres tu.
- Efectivamente, de hecho, esa frase en medio de una discusión acalorada
solo la puede decir mi ego. Todo lo que te diga dentro de una discusión
acalorada, va a ser así, va a sonar así, aunque a mi lo que me gustaría...porque
realmente mi intención de decirte eso no es exactamente que me des la razón y
pare la movida y salga yo ganado porque te he dicho que tienes ego, es un grito
que lanzo de repente para decir, por favor, mira, osea...es la señal de que soy
consciente de que estoy teniendo un ego como un castillo y de que tú también y
todo esto va a acabar en desastre.
- Yo que sé, yo solo te había dicho que viésemos la película de Itman y tu
me dijiste que no y dije ¿porque no? y yo te hable del kung fu, y llegamos a
ese punto.
- ¿Qué, qué quieres decir con eso?
- No sé que es como si tuvieses un muro constantemente contra mi.
- ¿Dénde tengo un muro?
- Ahí ahí
- Ni ahí tampoco. Es que son cosas muy arbitrarias, además yo creo que son
cosas que se generan de forma natural, en cuanto tu haces algo...
- Cuando la ruleta da 26 negros seguidos, algo esta pasando extraño.
- Pues si eso es lo que te estoy diciendo
- Pues eso extraño eres tú ¿Entiendes?
- Que nooo
- Si me estas dando 26 negros seguidos?
- Nonono
- Ahi yo...
-Pero X eso no es de lo que estábamos hablando.
-Bueno.
- Te has desligado totalmente ¿Estás bien?
-No sé, no sé.
- ¿Quieres que dejemos de hablar?
-Siento que esto es un juicio.
- ¿Por qué?
- No sé, lo siento. A lo mejor por mis movidas, no sé.
- Ambos sabemos que si nos lo tomamos a lo personal, ni podemos avanzar en
el tema y probablemente acabemos en una discusión.
- No me lo tomo a lo personal, ¿De qué estábamos hablando? se me ha ido.
Por mi experiencia, cuando entre dos personas uno coge el papel de defensa o de atacante aumenta la probabilidad de que la otra persona coja el rol opuesto por eso digo "Además yo creo que son cosas que se generan de forma natural, en cuanto tu haces algo..." De hecho ya ahí yo empecé a ser yo y lo que le sigue a ese fragmento es una discusión, quizá me anime y suba la hora y pico de conversación.
Otra cosa a destacar es una posible solución que planteo cuando ya dos personas se lían a egos: en cuanto uno de los dos es consciente de ello dar una señal, una palabra clave conocida entre ambos, para propiciar una metacognición de la situación. Yo le contaba a mi conversante que mi intención de soltar en mitad "¡tienes ego!" en principio venía del impulso de pararlo todo, pero obviamente es un fracaso por lo menos en mi caso. (:
Pero sé de parejas que hacen eso: una señal de stop, de consciencia. Y todo freno con cariño, toda pausa va ha hacer que los participantes de una conversación procesen sus emociones y piensen con mayor claridad.
Así que como iba diciendo, los problemas de comunicación son problemas de empatía, una empatía y comprensión que queda comprometida bajo las gafas del ego.Quitarse las gafas proporciona una amplitud de visión y comprensión hasta el nivel del que trata Jesús en su entrada sobre lo inefable.
Y ¿Cómo quitarse las gafas? Métodos hay tantos como personas, es lo que la gente diría como que "cada uno tiene su propio camino espiritual". En la entrada de Jesús se comentan algunos propuestos por personas interesadas en llegar a "elevarse", "iluminarse". Pero os cuento mi experiencia personal.
Mi camino empezó cuando nací, pero digamos que fui consciente de que tenía un camino nebuloso que seguir hace dos años cuando, gracias a un amigo que se convirtió en mi gurú por antonomasia, cayó en mis manos un libro de Krishnamurti. Es curioso porque el día en que me lo prestó le dije algo en lo que me he tenido volver a parar hasta ser consciente del todo y es una paradoja: él comentó, como de hecho así es, que Krishnamurti es un filósofo que habla básicamente de que "la verdad es una tierra sin caminos", que no hay que seguir método alguno de nadie, que cada uno ha de buscar la verdad por sí mismo; y yo le dije más o menos "pero el método de Krishnamurti ya es un método".
Krishnamurti no da reglas, trata de contarte la verdad mediante el examen de lo que no es verdad, para así poder llegar a lo inefable que comenta Jesús. Pero tanto a mis amigos como a mí nos pasó que caímos en tomarnos sus enseñanzas como un método.
Es indudable el valor didáctico de leer a Krishnamurti y de hablar con gente que investiga en sí misma, pero todo tiene sus límites, y una vez más, el lenguaje muestra su cara más sutil.
Estas navidades terminé una relación formal de pareja, porque éste amigo en común me hizo consciente de ciertas enseñanzas de Krishnamurti que comprendía y compartía intelecualmente muy bien, pero que para nada había puesto en práctica. Y es aquí donde voy a hablar de cómo los conceptos dirigen nuestra vida.
En este trío: mi expareja, "mi gurú" y yo, existían dos opiniones opuestas y una Marta confusa.
Por un lado estaba lo que había entre mi expareja y yo: amor como sentimiento ineludible, y un concepto: el concepto de pareja.
¿Qué implicaba este concepto en mi cabeza?
Para empezar un novio ideal. Que como ideal es prácticamente imposible que se de en la realidad (aunque sorprendentemente para mí tengo amigos que sí creen que es posible encontrar a "tu media naranja").
Entonces qué pasaba, que no había igualdad entre mi concepto de novio ideal y el real. Eran prácticamente opuestos, eso sí, en los aspectos más superficiales quizás. Yo me decía que como amigos no tendría ningún problema con él puesto que no habría una dependencia emocional de manera tal que si hace algo que no corresponde con mi ideal, no me duela. Yo era consciente de esto hasta el punto de que ya lo que me dolía era que me doliera, porque no tiene por qué dolerme.
¿Qué cosas nos duelen debido a nuestro apego en una relación?
Pues básicamente nuestras expectativas acerca del comportamiento de la otra persona, los esquemas de cómo tienen que tratarnos, cómo tiene que ser un amigo, cómo tiene que ser una pareja y qué miramientos tienen que hacer por ti y sobre todo la creencia de que esas otras personas comparten los mismos conceptos que compartes tú.
Un ejemplo de esto entre hermanos:
- Al principio de curso te empecé a ayudar en todo, a cuidar de ti, hacíamos la compra juntos y de repente un día me dijiste que ya no querías hacer la compra juntos y que "¿Por qué me cuidas?" y eso me dolió.
- ¿Por qué te dolió?
- Mmm no sé, porque los hermanos se cuidan es lo normal.
- Pero ahora trata de empatizar conmigo ¿por qué crees que te dije eso?
- Mmm no lo sé, no se me ocurre, no lo entiendo.
- Pues porque yo quería más independencia, tú no tienes por qué cuidar de mí, yo tengo que cuidar de mi misma.
Él creía que yo compartía el esquema de que es normal que mi hermano me llame sobre las doce de la noche para que vuelva a casa en mi primer año de carrera o que es normal que tenga que especificarle siempre a donde voy y cuando vuelvo.
Son constructos a los que nos aferramos, gafas con las cuales miramos el mundo esperando que se cumplan las cosas tal y como nosotros esperamos que ocurran. Los constructos como gafas de pasta dura, de tan dura, es frágil, es fácil de agrietar.
Entonces por un lado estaba el apego. El apego, en mi intuitiva opinión, se trata siempre de un apego a un concepto, a una imagen. En mi caso mi apego era al concepto de seguridad que mi pareja representaba. Ese apego se alimentaba del miedo a estar sola. ¿Ese miedo de donde viene? de condicionamientos varios que fueron decisivos para alentarme a cortar, ejemplos:
- Soy una niña y por tanto necesito la protección de un hombre.
- He de tener una pareja sí o sí en la vida, con la que casarme y tener hijos.
- Esa pareja sí o sí tiene que ser él.
- Sí cortamos se me viene el mundo abajo. No soy nada sin él.
Sobre todo fue el darme cuenta de que yo no había elegido el hecho de querer tener pareja, vivía con la idea ya metida en la cabeza y jamás la había cuestionado, de esa manera al menos.
Claro este análisis era la visión de mi amigo que yo realmente veo y comparto ahora y entonces, pero había algo que me decía que me estaba dejando influenciar por él, que yo realmente quería seguir con mi expareja, y cuando quedaba con mi expareja me costaba mucho conectar con las ideas que me decían de cortar y luego sentía que estaba muy influenciada por él, por ambos. Hasta tal punto, que mi cabeza un día explotó.
En mi mente se anuló tanto una posición como la otra, me parecían igual de válidas, uno me hablaba en términos mundanos y el otro en términos de lo correcto y elevado. Sentí que no estaba eligiendo por mí misma, y no fue hasta cortar del todo, ya lejos de ambos, cuando por fin he sentido que yo soy la crea mi propio camino. Ahora es cuando puedo realmente enfrentarme a esos constructos y dudar ¡y dudar de dudar! Hay cosas de mi querido gurú que para mí son ciertas ¡pero solo lo he podido saber intentándolo por mí misma!
¿La enseñanza más importante? Amate a tí mismo, como amarías a tus hijos, como cuidarías a tu pareja o a tus padres. Nada de "medias naranjas" ¡Naranjas enteras! y duda, duda de aquellas cosas que tienes más afianzadas, ve a por aquello que te da miedo. El miedo es una señal de que es por ahí por donde tienes que tirar, es una puerta que tienes que atravesar, que desaparece tras atravesarla y que esconde una sorpresa.
Pero volviendo al tema de cómo escuchar, voy a intentar transmitiros cómo veo.
Para mí Marta es una marioneta, es mi marioneta. Es una marioneta cambiante, es mi creación y es como el agua. Es difícil que la marioneta se de cuenta de la mano que la mueve y que no se crea única y no sea consciente de que cambia constantemente en función de la información que recupere de su memoria y las fantasías a las que se someta "pensando en las musarañas". Es difícil porque el ser en su totalidad está condicionado, pero poco a poco uno se va dando cuenta de este condicionamiento y es gráficamente como un muro que retiene el agua, vas quitando piedra a piedra, va saliendo poco a poco el agua, hasta que ya no hay división, ya no hay gafas, tan solo unidad y comprensión.
Comprensión de que ni mi expareja ni mi gurú están equivocados. En otras palabras comprensión de que todo está bien.
Por eso me gusta el vídeo de Gloria y Rogers. Por que Rogers no impone un punto de vista, consigue que Gloria llegue a donde ella quiera llegar, a donde tenga que llegar, que nadie lo sabe, ya que nadie puede dirigir su vida por ella.
La figura del terapeuta es la figura del espejo. En realidad, paciente y terapeuta son espejos, cuanto más limpio, más transparente sea el espejo en que se ve reflejado el terapeuta, mejor. Se me ocurre que es como lo que pasa al poner un espejo frente a otro...A donde quiero llegar es que cuando uno se ama a sí mismo, lo cual conlleva amar todo. puesto que el amor, por más que queramos encerrarlo, es un sentimiento expansivo que tiende a la unión, a la unificación, a conectarnos con el todo, con este instante también (de ahí su relación con la meditación y el tantra). Cuando uno se ama a sí mismo, no da, sino inspira. Una persona así no tiene que explicar qué es el amor pues es el amor mismo. Y desde ahí comprende, comprende infinitamente todo. Para mí es como comprender el ying yang. Hay un equilibrio, todo está bien.
Cuanto más inspire, más fácil será para la otra persona ver en ese espejo un relejo de sí misma que la ama y la comprende infinitamente. Es como que eso es lo que la hace conectar con ella misma. Puesto que todos nos amamos, ya que el amor es la fuerza que nos impulsa a querer seguir vivos.
Y el cómo vivamos, bajo qué conceptos, ideologías, eneatipos etc realmente da igual. Porque un ser cuando nace, no viene al mundo con nada de eso, es un ser natural y por tanto amoral. Todo le parece bien puesto que todo es vida, todo es conectar con la alegría de este instante en el que estamos vivos y ser conscientes de que lo estamos por mero azar. Conectar con la alegría de existir que no coincide con nuestro concepto de "estar bien" o "estar contentos".
Por último decir, o remitirme mejor dicho a mi entrada de "Somos naturaleza" puesto que esa es la sensación que se tiene.
Ahora el profesor me regañará otra vez porque a lo mejor no he dejado claro qué es lo que hay que hacer. Yo creo que consejos al menos he dado y como dice Antonio Machado:
" Doy consejo, a fuer de viejo:
nunca sigas mi consejo.
Pero tampoco es razón
desdeñar
consejo que es confesión."
Cualquier comentario será bienvenido....
PD: ¡Os amo mucho! ^^
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarTu sinceridad y profundidad han hecho que me desmonte. No esperaba encontrar algo así en el blog, y es de agradecer..
ResponderEliminarAnte esto, sólo puedo quitarme el sombrero y darte las gracias.
Espero que sigas publicando.
Abrazos :)