La teoría en la que me baso es en la siguiente: el yo es construido por sí mismo, el yo cambia constantemente y puede cambiarse a sí mismo conscientemente. La realidad de nuestro yo se conforma mediante el lenguaje. Por ejemplo sabemos que cada vez que recordamos lo que hacemos es reconstruir, cada vez que recordamos quienes somos nos reconstruimos y nos autodefinimos mediante palabras. Nos autodeterminamos con nuestras palabras, nos autocondicionamos con ellas.
Uno de los condicionamientos es ese que precisamente acabo de señalar: creemos que no podemos cambiar, que somos así y no ha manera de que las cosas que nos duelen nos dejen de doler. Cada vez que nos decimos a nosotros mismos "no puedo" nos impedimos el poder hacerlo. No estoy hablando de ser capaces de saltar una valla de tres metros, sino de, por ejemplo, resolver un conflicto interior.
De todo esto se sigue que cuando uno dice "no puedo" lo que realmente quiere decir es "no quiero". Y de una manera u otra acabamos cayendo en la mentira del tiempo diciéndonos: "cuando pasen dos meses, entonces estaré bien", o "si cambian las cosas exteriores y se fijan a mis criterios (que son rígidos, todo lo contrario de la realidad que está en constante cambio) entonces si estaré bien" o "dependo de los demás para estar bien, cuando ellos cambien yo estaré bien". Nos ponemos un requisito exterior a nosotros mismos pero sobre todo un margen tiempo.
Cambiarse a uno mismo es un acto instantáneo. Pensar que no lo es es condicionarse a que no lo sea.
Si pienso que es muy difícil para mí, será muy difícil para mí. Por tanto no quiero que sea fácil para mi, necesito un tiempo. Y entonces como si desenrrollaramos una alfombra roja la recorremos lentamente con dolor hasta que un buen día decidimos que ya es suficiente.
Es decir, creemos que cambiar nuestro yo es un acto lento y difícil, y que requiere tiempo.
Pero el tiempo no existe en nuestra realidad mental. El yo es una energía materializada a la que podemos darle la forma y color que queramos y cuando queramos. Es decir, no es que cambie, sino que muta.
Entonces cada vez que nos atragantemos en un problema: " he cortado con esta persona pero siento que la amo y por tanto, he de querer volver con ella" la proposición sería "la amo, me ama, luego ha de ser mi novia, pero ella no quiere" "Si ella no quiere entonces no debería seguir amándola" "no puedo evitar que me duela"
Veamos la primera proposición: "amar se sigue de establecer un contrato de pareja" ¿de dónde ha salido eso? "Es lo que se supone" es lo que se ha aprendido, cambiémoslo "amar no va seguido de establecer un contrato de pareja" y por tanto "el que ella no quiera establecer un contrato de pareja no impide que podamos amarnos", "sí puedo evitar que me duela, la amo incondicionalmente" "amor es libertad".
Este ejemplo no se queda aquí porque dentro del aprendizaje de que amar va seguido de un contrato de pareja puede estar el condicionamiento de que "no puedo amarme a mi mismo sino es a través de otra persona" "No se ha de estar solo, no puedo estar solo conmigo mismo" "Se supone que tengo que tener una pareja en mi vida, soy un fracasado si no la tengo" "si se acuesta con terceros entonces implica necesariamente que no me ama". Etc, etc, etc...
Me ha costado elegir un ejemplo y la verdad es que no hay que hacerle caso estricto al que he puesto ya que lo que ocurre dentro de nosotros solo lo puede saber uno mismo y lo que he escrito es bastante artificial, pero es para darlos una idea de cómo funcionaría. Pero sobre todo destacar que el proceso consiste en ir a la raíz del problema que sería llegar hasta la proposición que no estoy poniendo en duda que en este caso sería "la amo, me ama, luego ha de ser mi novia" o el, para mí el más importante, "no puedo" o "esto tiene que ser necesariamente así".
Es un ejercicio de cada uno, un esfuerzo por ser sinceros y quitarle capas a la cebolla hasta encontrar el pensamiento cuya existencia implica todo lo demás, todo lo que nos genera dolor a corto o a largo plazo, porque un esquema de pensamiento puede funcionar si por ejemplo en relación con otra persona ésta lo comparte, pero tarde o temprano todo lo rígido, muestra su vulnerabilidad y su poca adaptación a un ser siempre cambiante, tanto uno mismo, como el resto del todo.
Hay imágenes rígidas sobre esto último que pueden hacernos verdadero daño, como las imágenes de nosotros mismos como seres impecablemente buenos o irremediablemente malos. Este tipo de juicios morales que nos aplicamos olvidando por completo que la naturaleza es amoral sobre todo desde esta perspectiva tan "religiosa" terminan por crear una mentira. Por un lado vamos a cometer erorres si o sí "fallándo" a nuestra idílica imagen entonces trataremos de arreglar la disonancia cognitiva o bien mientiéndonos para seguir manteniendo la imagen, o bien mintiéndonos manteniendo la imagen contraria: que somos "irremediablemente malos". Y lo mismo ocurre para la imagen negativa.
No somos lo que creemos ser, no somos una cosa estática, fija. Somos lo que queremos ser. Podemos ser como queramos. En el cerebro no hay una mini Marta perfectamente conformada, hay energía, cuyos patrones de tránsito por el espacio físico del cerebro son increíblemente cambiables y flexibles. La capacidad de compensación de un déficit neuropsicológico, la capacidad natural de cambiar radicalmente, la capacidad de adaptarnos y ser....una vez más....como el agua.
Somos creadores.
Un besico ¡y a cuidarse! y sobre todo no olvidar que esta obra de arte que somos cada uno es infinita, no se puede acabar, el arte nunca acaba, siempre se puede perfeccionar más o tirarlo a la basura y crear uno nuevo. El amor nos permite ser creativos. Cualquier conflicto que tengamos hemos de mirarlo con el mismo mimo con el que miraríamos el de otra persona, el de nuestro hijo, con el mismo mimo con el que miraríamos a nuestro yo de pequeños, comprendiéndonos, amándonos, viendo lo arbitrarios que son los pensamientos en tanto que son esos pero podrían ser otros.
Estar mal porque estamos mal para mí significa que nuestro corazón le dice a nuestra mente ¡Para ya idiota! (dicho así con cariño) "Déjame latir tranquilo que me estresas con tus tonterías" "¡Estoy intentando vibrar con el mundo y amarte y tú venga a presionarme para que no lo haga!" luego nos relajamos, la mente en blanco y el alivio del corazón se escucha en el universo entero.
OBRA
La vida nos da una piedra
tosca, cuando entramos
en su taller difícil.
Hay que tomar cinceles
y cincelar sin tregua
hasta dar al pedrusco
la forma artística, perfecta.
Sucede que no siempre el escultor
logra el milagro,
pero es bastante gloria que la muerte
lo encuentre cincelando,
cincelando...
Jesús Orta Ruiz
¡Hasta siempre!
No hay comentarios:
Publicar un comentario